Felipe Debasa y Estefanía Suárez
“Es tiempo de aventura, de exploradores, de líderes que ayuden a comprender adónde vamos, con espíritu de generosidad, transparencia y colaboración”. De la mano del periodista Juan Zafra arrancó de este modo la segunda edición del TEDxMondoñedo, que podría haber sido su colofón. Porque si hay una ventana abierta a la desinfoxicación, asunto del que trató este evento, pasa sin duda por la aplicación de las nuevas tecnologías y la innovación.
Y en un futuro de “enormes oportunidades”, de acuerdo con el optimista mensaje de Zafra, director de la Revista Telos, para quien el reto principal de la Humanidad es “construir el superbienestar” desde la premisa de que “lo que no se sueña no se puede construir”. En este punto, dejó en manos de la audiencia su firme sentencia: “No hay que temer a los humanos digitales, sino a quienes no nos dejan soñar”.
La localidad lucense de Mondoñedo volvió a ser escenario de un TEDx, que esta vez acogió el salón de actos del histórico Seminario. Tras él, Felipe Debasa, el polifacético profesor doctor de la Universidad Rey Juan Carlos, especialista, entre muchas otras disciplinas, del mundo actual, el mismo que promueve desde la fundación del Ateneo Móvil, una experiencia académico-empresarial que cumple ya tres ediciones con el respaldo del Grupo Educativo CEF.- UDIMA y el Ayuntamiento de Mondoñedo, y con TodoStartups como media partner.
Más de una docena de ponentes pusieron de relieve en TEDxMondoñedo que el mundo que viene ya está aquí y nos espera con los brazos abiertos. Nada hay que temer si lo afrontamos, entre otras cosas, con orden. Como el que aconsejó tener en cuenta Salvador Bellver, abogado y experto en TIC, a la hora de no dejarnos invadir por aquello que puede dañar nuestro conocimiento. “La acumulación de datos no impide a veces que nos alcance información falsa”, por lo que “hay que tener la información ordenada”.
No en vano, recordó a la audiencia que cada minuto se genera una “cantidad de información gigantesca”, como que en ese espacio de tiempo “se han logueado más de dos millones de personas a Facebook o se han visto millones de vídeos en YouTube”. ¿Quién controla todo ese cruce de información? Bellver lo dejó muy claro: alguien, siempre hay alguien detrás tomando nota, de ahí que debamos extremar las precauciones.
Otra solución sería dejarlo todo y abandonarnos en un resort en Galicia, como propuso Rosi Costoya, a ver pasar los días. Probablemente, el deseo futuro de la profesora Aurora Xiaojing, quien lamentó que el desarrollo y el reconocimiento de una vida mejor en su país está poniendo en peligro, sin embargo, a las pequeñas poblaciones, en las que, como la suya de origen, “solo quedan los ancianos”. Su propio padre fue uno de aquellos que emigraron a la ciudad para ofrecer una vida mejor a su familia. Protagonista del proceso que ha convertido a China en una potencia económica mundial. “Sin embargo, los chinos sienten nostalgia y el deseo de volver” a sus aldeas, advierte Xiaojing.
Otro trotamundos es el doctor en Economía Megahed Elsayed, de origen egipcio, quien bromea al afirmar que es heredero del faraón. Puede que sea cierto, pues solo de Ramses II se cuentan por decenas sus descendientes. Su tesis como migrante universal se centra en afrontar el “cómo uno mismo elige sentir lástima por su vida o cómo hacer por superar las adversidades”.
Y de esas se encontrarán, y muchas, a lo largo de su vida, los jóvenes estudiantes. Adversidades contra las que intentan proteger a sus alumnos esos profesores convencidos de que una nota es solo eso, una nota a pie de página de un folio en blanco que espera ser escrito por un escolar deseoso de hacer cosas en su vida. Una vida en formato 360, como la que sostiene Daniel Dou, creador disruptivo de contenidos inmersivos, pero muy apegado a la tierra; o el profesor que todos quisiéramos haber tenido, Yván Pozuelo, dispuesto a ‘dar la nota’ con su innovador método de enseñanza: “Pongo dieces a todos mis alumnos porque se lo merecen, porque el diez es un mito y porque entrego toda mi confianza en el alumno, y eso es un revulsivo para su organización”.
“Porque de qué nos sirve ser más estudiados si somos incapaces de gestionar nuestras propias emociones”, afirma Miriam Basanta, publicidad y profesora, quien liga con el discurso de su colega Pozuelo, al subrayar que “la inteligencia emocional juega un papel muy importante en nuestro éxito como personas y como profesionales”. Y si a eso le sumamos la actividad física, en el tono vigoroso que resuelve el entrenador y profesor Manuel Lozano, puede que se vaya en el feliz camino hacia el humano desinfoxicado per se. Aunque la especialista digital Sabela Ruy-Díaz avisa que aún estamos, quizás, demasiado ‘enganchados’ a la virtualidad de la Red.
Si bien no será para malo siempre. El historiador medieval Roberto Reigosa cuenta cómo un peregrino del Camino de Santiago, procedente de Kenia, llegó a Mondoñedo porque encontró en internet la iniciativa The Mondoñedo Valley.
Quién sabe si el futuro que salvará a la Humanidad será volver al pequeño huerto de nuestras aldeas de origen o esforzarnos en que las grandes urbes sean menos infoxicables. O más simpáticas y menos prejuiciosas, como propone Yong Li, quien se afana en desmontar los bulos que envuelven, en su caso, a la población china. Puede también que todo sea tan sencillo como el pronóstico del divulgador científico y profesor del MIT, José Luis Cordeiro, quien no alberga duda alguna de que en una década el hombre y la mujer se establecerán en Marte. Pero seguro que los infoxicadores, los auténticos marcianos, lo saben y también se están preparando para aguarnos la fiesta.