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Innovación: la importancia de experimentar frente al riesgo

Lluís Soler Gomis (izda.) presenta a Álex Vallbona, Estefanía Lacarte, Francisco Rodríguez, Sara Vega y Juan Prego, ponentes de la primera mesa redonda de Smart Innovation 2018. |FOTOGRAFÍAS: Marta Peiro

La sociedad del siglo XXI es la de un mundo que evoluciona a un modo frenético, en el que lo que sucede en un lugar afecta al resto del mundo en términos económicos por efecto de la globalización. En ese contexto, diferenciarse del resto se estima fundamental para ser competitivo en el mercado. Para lograr esa distinción, “en este entorno tan cambiante, la única constante es la innovación”, según Juan Carlos Lozano.

El CEO de DIR&GE valoró la “inversión de 1,7 millones de dólares en 2018” en innovación y explicó que a los empresarios españoles les definen tres actitudes ante la inversión: “el miedo al fracaso, el miedo al mañana por nuestra forma de ser cortoplacista y la dificultad para encontrar equipos multidisciplinares”. De esta manera inauguró Lozano la tercera edición de Smart Innovation, el evento más importante del entorno directivo sobre innovación.

En el marco de esta cita, y bajo el nombre “La innovación como factor clave de la competitividad empresarial”, tuvo lugar una interesante charla moderada por Lluís Soler Gomis, fundador y CEO de la comparadora de software SoftDoIt, en torno a la importancia de este elemento en la actualidad de las organizaciones.

La innovación “es la única estrategia que te permite adaptarte a todos los cambios”, expuso Francisco Rodríguez, director de Marketing en España de Bigbank. El experto, que aseguró que “es una obligación”, consideró que debe llevarse a cabo “en tecnología, a nivel de equipo...innovamos en la manera de hacer las cosas. La innovación tiene que estar dentro del ADN de la compañía y venir del directivo”.

De la misma opinión fue Sara Vega, directora de Marketing, Comunicación y RSC de Comess Group, que consideró que “es un asunto de la alta dirección”. Por su parte, Álex Vallbona, CEO de Birchbox España defendió que “culturalmente la innovación esté plasmada en todas las mesas, tiene que estar a nivel de toda la organización, permeabilizarse y estar implícito a través de la cultura”.

En un tono más filosófico, Estefanía Lacarte, jefa de Comunicación del Sur de Europa en Groupon, afirmó que ella concibe la innovación como “una actitud, la materialización de la creatividad”, y recordó la importancia de practicar la “tolerancia, prueba y error” como clave para lograr el éxito. De su opinión participó Juan Prego, socio director de Actitud Creativa, que profundizó en la “gestión del riesgo”. Según expuso, hay dos tipos de innovaciones, “incrementales y radicales o disruptivas, que son las que sirven para alcanzar la verdadera innovación”. Sin embargo, si no se crea una "cultura de experimentar, de prueba”, no se puede afrontar la posibilidad de fallo o riesgo y, por tanto, no se llegará a innovar de manera disruptiva.

Vega, consciente de la “gran aversión al riesgo que”, dijo, tienen los empresarios españoles, admitió que la innovación “requiere tiempo, recursos y una gran tolerancia al fracaso”. A pesar de ello, Vallbona se mostró partidario de “aprender a fallar” porque, consideró, “aprendemos más de los errores que de los aciertos”. Una vez se comete un error, “hay que ser ágiles para descartar las ideas si salen mal”, reconoció Rodríguez.

Más allá del método prueba-error, la directiva de Comess Group recordó que “la innovación no siempre es cuestión de tecnología”. Al contrario, la clave de la misma debe residir en “ser útil para el cliente, hay que pensar en cuál es el valor añadido para él”, explicó Vega. De igual manera, el representante de Birchbox España consideró que “la tecnología debe estar al servicio de la innovación” y no al revés. Puntualizó, además, que “cuando aportas valor, los clientes lo aprecian”. Ellos, para Rodríguez, se encuentran en el “centro” del proceso, y están “ganando poder gracias a las nuevas tecnologías”.

A pesar de esas notas disonantes en torno a los nuevos recursos, la experta de Groupon expresó su deseo de que “dentro de 5 años la innovación forme parte de la tecnología y se normalice e implante”. En su opinión, “la innovación es fundamental cuando se trata de cambio” pero para llevarla a cabo no hay que hacer grandes esfuerzos. “La tenemos todos en lo cotidiano, si vas conduciendo y tomas una ruta diferente y te ahorras cinco minutos, ya estás innovando”, comentó. El mayor reto al respecto, afirmó con convencimiento, se encuentra en “saber comunicar y traducir cuáles son las mejoras y beneficios” de la misma.

Ya comprenda aspectos sencillos o capacidades para hacer uso de determinados recursos para llevarla a cabo, los cinco ponentes coincidieron en las ventajas de “exponer al equipo a cosas nuevas que llevan a nuevas ideas, de manera que cada persona sienta que puede crear su idea de empresa”, defendió Prego. Así, aseguró, es como se crean los emprendedores. De igual manera, Vallbona estimó “importante que todas las personas de la organización sientan que pueden aportar”.

A pesar de que “tiene que haber gente que lidere el proceso de innovación dentro de la organización, a veces ayuda que ésta venga de gente de fuera”, contribuyó Vega. “El nuevo talento da aire fresco al sector”, puntualizó Lacarte.

Con todo ello, el directivo de Actitud Creativa animó a los asistentes a preguntarse “¿por qué se hace así algo?”, y “¿cómo podríamos hacerlo mejor?”. Ambas preguntas, dijo, “pueden transformar gran parte de lo que se está haciendo en el día a día”, y llevan a innovar con pasos simples. Para Prego, por delante hay “5 años muy apasionantes”. Tal es el poder de la innovación, ejemplificó, que en Japón se ha propuesto como alcalde a un robot creado por inteligencia artificial. Por su parte, Vega consideró una “obligación cambiar la manera de hacer las cosas”. “Para sobrevivir hay que aprender a innovar”, aconsejó.

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