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El éxito a veces está más en ahorrar que en vender, en los pequeños detalles más que en las grandes teorías, en las cuestiones que pasan inadvertidas por obvias pero en las que alguien repara para descubrir nuevas formas de hacerlo y de paso arrasar el mercado.
Muy pocas personas que no hayan cursado un MBA de los de método del caso, saben que el principal secreto de Ikea está relacionado con la logística. En efecto, más allá de sus dotes innovadoras, de la calidad de sus productos, del acierto de ser visionario en la tendencia de “self made” que la gente ahorre costes haciéndolo ella misma, o incluso de la psicología conductual que utilizan para diseñar el interminable pasillo que te hace pasar por todas las estancias antes de abandonar el establecimiento.
Más allá de todas estas bondades, su mayor éxito reside en la gestión del inventario. En efecto, la mejor ventaja competitiva de la firma reside en haberse dado cuenta de que el espacio es caro en las urbes, y que todo ahorro en el almacenamiento permite una reducción de precios que a la postre se nota en la cuenta de resultados y ayuda a diferenciarse de la competencia, e incluso romper literalmente el mercado, como ha ocurrido en el caso que nos ocupa.
El caso práctico de Ikea suele referirse en las escuelas de negocio como ejemplo de la importancia de los pequeños detalles en la estrategia, y de la relevancia de la cadena de suministro (o supply chain) y la logística dentro de la estrategia corporativa.
El negocio de la distribución y logística tradicionalmente se ha visto ampliado a medida que el proceso de internacionalización y globalización se ha ido completando hasta su actual configuración, en la que la sofisticación de los sistemas de logística hace buena prueba de que lo más importante para el comercio multinacional global, es poder colocar la mercancía allí donde hace falta, muchas veces recorriendo grandes distancias para conseguirlo, con un margen de tiempo muy estrecho.
La logística se ha ido perfeccionando como área de conocimiento en terrenos donde necesitaba avanzar como la gestión de los tiempos en los procesos, la optimización de los mismos, el aprovechamiento del retorno para mejorar la rentabilidad del transporte (logística inversa), o la regulación aplicable al riesgo en la mercancía, como los Incorterms desarrollados durante los últimos tiempos para dotar de seguridad al tráfico internacional de mercancías.
Merece especial mención el concepto de trazabilidad, crucial en la prueba del cumplimiento normativo de cada sector de la economía, piénsese por ejemplo en los sellos de proveniencia de la seguridad alimentaria, o en las medidas de control de tráfico de productos peligrosos o especies protegidas (export control). La trazabilidad es un punto de alto valor estratégico para la organización cuya responsabilidad recae sobre el departamento de logística, que debe desarrollar sistemas eficientes para la prueba anticipada de dicha trazabilidad.
Todos estos puntos hacen comprender la importancia y oportunidad de un curso que englobe los enfoques necesarios del asunto. Por ello el Centro de Estudios Financieros (CEF.-) ha lanzado con gran éxito de acogida, su Curso Monográfico sobre Logística de Distribución, que se complementa a la perfección con el Curso Monográfico sobre Comercio y Transporte Internacional, el cual se centra especialmente sobre los aspectos legales y procedimentales del comercio internacional.
