Con la crisis económica que ha sufrido España -así, en pretérito perfecto aunque las consecuencias suenen en presente- y el pinchazo de la burbuja inmobiliaria como una de las principales causas, hay varios sectores que han padecido/padecen los efectos con especial virulencia. El de la construcción, y por ende el de la arquitectura, es uno de ellos.
Con la reducción de personal en los estudios de arquitectura como una de las notas predominantes de los últimos años, el autoempleo se perfila como una de las posibles salidas para estos profesionales. Poner en marcha una startup, postularse como freelance o convertirse en participante de concursos de arquitectura nivel experto son algunas de las opciones que ofrece el emprendimiento en arquitectura.
Ya, tú tenías otros planes. Has estudiado cinco años de arquitectura, un máster en Innovación Tecnológica en Edificación y un posgrado en Gestión Sostenible de Inmuebles Urbanos, has ganado varios concursos para jóvenes arquitectos y has trabajado en el mejor estudio de la ciudad. Ovación cerrada. Silencio. Supéralo y sigue adelante. Continúa maldiciendo al mundo por no reconocer tu potencial como futuro Pritzker o móntatelo por tu cuenta. Si eliges la b, léete estos consejos.
Emprender no es fácil. Es arriesgado. Requiere de dinero, trabajo, tiempo y una gran capacidad para reponerse ante los envites del juego. Pero te ofrecerá una libertad tanto en la gestión del trabajo como en los aspectos puramente creativos que ningún empleo por cuenta ajena te va a permitir. Aprovecha esas ventajas y échale valor.
La mayor desventaja del autoempleo es que, al menos al principio, te tocará ocuparte de todas las partes del negocio, no sólo de las que corresponderían como arquitecto. Lo primero será elaborar una plan de negocios en el que especifiques tus objetivos a corto, medio y largo plazo; tus fortalezas y debilidades (análisis DAFO), analices la situación del sector, del mercado y hagas un buen ejercicio de benchmarking. Ten claro tu valor añadido, tu estrategia de trabajo y establece un presupuesto.
Exigirá una partida destinada a hacerte con los materiales de trabajo que necesites. Invierte en lo imprescindible al principio pero tampoco te asustes: el objetivo es que los beneficios logren un retorno económico con el que sufragar esos gastos iniciales imprescindibles. Aquí entra desde la compra del equipo informático o el software necesario hasta el alquiler de una oficina -y en este punto los espacios de coworking son una de las opciones más utilizadas por los emprendedores tanto del mundo de la arquitectura como de otras profesiones liberales-.
Participar en concursos de arquitectura es una de las principales estrategias tanto de branding (reconocimiento de marca) como de consecución de contratos que tiene un arquitecto, sobre todo ante el gris panorama actual, y una posible salida tanto para los pequeños estudios como para las grandes firmas. Existen multitud de concursos arquitectónicos organizados por la administración, por instituciones privadas o por promotores particulares -de varias tipologías, abiertos o restringidos-, e internet es una herramienta genial para localizarlos.
Por evidente, pudiera parecer que este punto sobra, pero a modo de recordatorio, o si usas este índice como checklist, insistiremos aun a riesgo de pecar de obvios: necesitas un portafolio. Elabora un dossier actualizado que muestre tus mejores trabajos o los proyectos que has presentado a concursos de arquitectura y en buena calidad de papel o de maquetación, ya que deberías tenerlo disponible en formato físico y digital. Puedes incluir planos, fotografías, renders, croquis, bocetos y cualquier otro elemento que demuestre sus habilidades técnicas y tu estilo, pero no intentes meterlo todo: selecciona. Y cúrratelo: es tu mejor carta de presentación a la hora de contactar con cualquier posible cliente.
Ahora eres no sólo tu propio jefe sino tu marca, por lo que necesitas trabajar la autopromoción. Por suerte, Internet pone a tu servicio varios portales especializados y redes sociales verticales que se pueden convertir en estupendos escaparates gráficos de tu trabajo. Ojea los buscadores especializados y plataformas como Plazatio, Opengap o Architizer con las que estar al día de las novedades en el sector, darte a conocer, captar clientes o enterarte de los últimos concursos publicados; nunca sabes dónde va a estar tu próximo proyecto.
El networking es imprescindible en esta profesión -y en casi todas-. Será necesario que te relaciones con gente del sector, que establezcas contactos, que acudas a eventos, talleres y conferencias y… que desvirtualices las relaciones que vayas estableciendo en el mundo online. Paradójicamente, en la era de internet, la mayoría de los negocios se siguen cerrando en persona.
No te limites a la obra nueva. Existen otras salidas como la rehabilitación y la restauración de edificios o los trabajos centrados en la adaptación de inmuebles a las nuevas exigencias de ahorro energético. La tendencia apunta a proyectos más económicos, sostenibles y ecológicos, así que no descuides la investigación de nuevos materiales y soluciones.
Por suerte o por desgracia, no todo está inventado en el mundo de la arquitectura. La actualización legislativa de la administración, las nuevas normas de edificación y de uso de materiales o los aspectos de sostenibilidad más recientes exigen un continuo reciclaje. Y más allá de la parte puramente teórica, lee, viaja, acude a exposiciones: no te olvides de la parte más creativa de la profesión.
Cómo no, reciclarse es otra de las salidas a la que los profesionales de los sectores más afectados por la crisis se han agarrado. Igual que en el área de la comunicación el marketing online y la gestión de redes sociales están absorbiendo gran parte de los desamparados que ha dejado el periodismo, en el ámbito de la arquitectura existen nuevas salidas en las que los arquitectos han visto una puerta abierta: la consultoría, el análisis de inversión inmobiliaria, la corresponsalía en España de estudios internacionales, la docencia o proyectos que tengan que ver con el diseño industrial, el grafismo, la decoración, el interiorismo o el diseño de exposiciones.
Si todo lo anterior no funciona, no te motiva o te da miedo, siempre te queda emigrar. Pero comprueba bien la situación del sector de la arquitectura en el país de destino porque la crisis no sólo -aunque sí mucho- ha golpeado a España.