Para que una startup triunfe deben confluir varios factores. Está claro que el éxito no llegará si no consigue crear (o cubrir) una necesidad en el target al que se dirige, si no tiene una estrategia de crecimiento bien definida, si no cuenta con un equipo bien preparado para el buen desarrollo del negocio... Pero si hay algo que influye enormemente en el éxito de un proyecto de emprendimiento es su gestión financiera.
El dinero es, al final, la clave. Conseguir los fondos para dar forma a la iniciativa y hacerla crecer; elegir los modelos de negocio que mejor se ajustan al producto o servicio y que pueden reportar mayores ingresos (y más adelante, beneficios); mantener una estructura de gastos adecuada a la estrategia de crecimiento…
El camino hacia la continuidad pasa por ser “capital efficient”, un concepto amplio que se refiere a la eficacia con la que una empresa gasta su dinero para funcionar y expandirse. En concreto, la eficiencia del capital mide cuántos fondos se invierten en la empresa y cuántos ingresos se generan a partir de ese gasto, un equilibrio que puede marcar la diferencia entre la supervivencia y la quiebra.
A continuación se muestran tres ejemplos de startups que han alcanzado altísimas valoraciones gracias, fundamentalmente, a una correcta gestión de su área financiera, y también una muestra de lo que puede suceder (y, de hecho, sucede) cuando las cosas no se hacen bien en este terreno.
Como decía Albert Einstein, si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo. Es algo que se tomaron al pie de la letra los fundadores de la australiana Atlassian, el unicornio de los 10.000 millones de dólares que empezó su andadura de forma humilde y poco convencional. Se trata de una empresa de software que crea herramientas para empresas y desarrolladores de software. Las más conocidas son Jira y Trello, que hoy usan miles de equipos en todo el mundo.
Comenzaron sin levantar grandes cantidades de capital: se financiaron con 10.000 dólares de saldo de una tarjeta de crédito y gestionaron sus recursos de manera óptima para crecer sin una gran inversión inicial, lo que sugiere la intervención de un buen CFO. Improvisando un sistema de distribución freemium, al carecer de fuerza de ventas (una peculiaridad que han mantenido hasta la actualidad), han basado su exitoso modelo de negocio en las adquisiciones de productos de terceros que han sabido integrar en la suite de su herramienta de project management, considerada la mejor de su categoría.
Desde su última ronda de financiación, la valoración de Notion Labs ha crecido un 500%, alcanzando los 10.000 millones de dólares, la misma que Atlassian. Esta empresa de productividad de San Francisco, desarrolladora de un software de gestión de proyectos, se ha hecho enormemente popular por ayudar a organizar el día a día de los influencers de Tiktok, y es otro caso de aprovechamiento de los recursos, una actitud empresarial que en el caso de una startup puede ser garantía de continuidad.
Tras crecer exponencialmente durante la pandemia, Notion tiene ahora en el punto de mira las empresas grandes para continuar en la brecha. La versión enterprise de su plataforma crece un 350% anual y ya lo utilizan gigantes tecnológicos como IBM y Samsung Electronics.
La de la estadounidense Chewy es una historia de eficiencia de capital con una peculiar trayectoria y producto, ya que se trata una plataforma B2C de alimentación y productos para mascotas. Tras una inversión inicial de 15 millones de dólares, en los primeros cuatro años, Chewy levantó un capital considerable por valor de 451 millones de dólares. Esto podría haber dado lugar a lo que se conoce como “cash burn”, o quema de efectivo mediante un gasto excesivo o irresponsable.
Sin embargo, entre 2014 y 2018, la empresa gastó “solo” 134 millones de dólares en flujo de caja libre, mientras que los ingresos crecieron de 200 millones de dólares a más de 3.500 millones. Estos datos indican que se hizo un uso adecuado de los fondos y que existía una planificación financiera detallada.
El caso del gigante del coworking WeWork, nacido en Silicon Valley, es la otra cara de la moneda, lo que sucede cuando hay una gestión errática de los fondos. En septiembre de 2019, la considerada tech startup más prometedora de Estados Unidos, con una valoración de 47.000 millones de dólares, afrontaba el proceso de su salida a bolsa. Al presentar los documentos de sus entrañas y hacerlos públicos, salieron a la luz los errores en la administración financiera y los conflictos de intereses que la llevarían a la debacle. En solo seis semanas pasó de ser una de las startups más valoradas a enfrentarse a una posible bancarrota.
Entre otros derroches, el excéntrico CEO de WeWork, Adam Neumann, habría organizado fiestas al más puro estilo de ‘El Lobo de Wall Street’ y liquidado buena parte de los fondos obtenidos en las diferentes rondas de financiación, perdiendo no solo el dinero, sino también la confianza de los inversores.
Si algo demuestran estos cuatro casos es que la eficiencia del capital, entendida como control del gasto y planificación de las inversiones, así como la previsión y la cautela, marcan la diferencia. Por ello, contar con un CFO especializado en finanzas aplicadas al universo emprendedor, ya sea de forma interna o externa, es fundamental para garantizar que nuestra startup vaya superando con éxito sus diferentes fases de desarrollo y crecimiento y mantenga sus cuentas saneadas. Solo así estaremos preparados para alcanzar el éxito.