La Inteligencia Artificial (IA) se ha convertido en un motor central que impulsa la transformación en múltiples sectores. Sin embargo, su influencia no se limita solo a la eficiencia y la automatización; está remodelando profundamente la industria laboral y planteando tanto desafíos como oportunidades.
Uno de los aspectos más notables de la Inteligencia Artificial es su capacidad para automatizar tareas repetitivas y procesos complejos. Esto ha llevado a la redefinición de muchos puestos de trabajo, liberando a los trabajadores de tareas monótonas y permitiéndoles centrarse en actividades creativas y estratégicas.
Sin embargo, también ha planteado preocupaciones sobre la pérdida de empleos tradicionales, especialmente aquellos que involucran tareas rutinarias.
Es por esa razón que a medida que la IA se vuelve más prominente, las habilidades exclusivamente humanas, como la empatía, el juicio ético y la creatividad, están ganando en importancia.
Los trabajos que requieren interacciones personales significativas, toma de decisiones éticas y pensamiento innovador están demostrando ser resistentes a la automatización. Las habilidades blandas, como la comunicación efectiva y el trabajo en equipo, también son esenciales en este nuevo panorama laboral.
Se hace relevante también la adaptación al cambio es esencial para los trabajadores en este nuevo paradigma. Es por esa razón que la educación continua y la capacitación en habilidades relevantes para la era de la IA son fundamentales para mantenerse competitivo en el mercado laboral.
“La formación a lo largo de toda la vida hace cualquier empleado involucrado en el aprendizaje continuo mejorará su resiliencia y adaptabilidad, su eficacia y eficiencia ante nuevos retos de su puesto de trabajo. Y todo ello redundará en una mejora colectiva para las empresas que persigan la formación continua como sello para sus empleados”, así lo consideraba David Lizcano Casas, vicerrector de Investigación y Doctorado y profesor Titular de Ingeniería Informática de la UDIMA”.