Empoderamiento, incremento de la visibilidad e innovación son los tres grandes retos a los que se enfrentan las mujeres en la actualidad. La Federación de Empresarias y Profesionales, Business Professional Women International (BPW), pretende sumar a empresarias, directivas y profesionales para fomentar la solidaridad y el empoderamiento profesional de la mujer.
Los estudios de Naciones Unidas afirman que, “cuando se empodera económicamente a una mujer, no solo se beneficia a su familia, sino, a su entorno o comunidad porque son motores para muchos países”.
“Las mujeres son la voz de la economía”. Así reafirma Paz Martín, presidenta de la Asociación de Mujeres Empresarias y Profesionales de Madrid (BPW-Madrid) y CEO en ABAEK PARTNERS SL, las palabras del secretario nacional de Naciones Unidas.
Lo hizo durante una entrevista en la plataforma digital BeDigital, que dirige y presenta Ana Landeta, vicepresidenta de TodoStartups, en una conversación acerca de “Liderazgo Femenino y Transformación digital: Asociación de Mujeres Empresarias y Profesionales de Madrid”, donde presentó el papel fundamental que protagoniza la asociación, integrando a las mujeres en el sector tecnológico y económico.
El BWP es una asociación creada en 1930 que está presente en los 5 continentes y en 110 países, teniendo la condición consultiva en el Consejo Económico y Social de Naciones Unidas y la condición de participante en el Consejo de Europa. Es la red de empresarias más importante e influyente a nivel internacional de empresarias, ejecutivas, lideresas influyentes, jóvenes emprendedoras y profesionales .
Su mayor hándicap es trabajar en red para que las mujeres se incorporen a la economía, creando sus propias empresas o empleo autónomo. El objetivo es compartir nuevas prácticas y generar sinergias y mentoring. Todo ello con el fin de crear tomas de decisiones e igualdad de oportunidades para todas las mujeres.
Para trabajar en este empoderamiento femenino, BPW lleva a cabo varias iniciativas como la denominada “Objetivo Inclusión” o “Project Pool”, donde se exponen todos los proyectos para servir de inspiración al resto de mujeres. Una labor que es fundamental porque la presencia de la mujer en los órganos de decisión es reducida.
La intención es “hacer visible a mujeres que nadie ve, por ejemplo, las que van al comedor del Padre Ángel y son víctimas de trata”, afirma Martín. Una mirada hacia esas mujeres invisibles que no tienen oportunidades y conseguir liderar su vida. El propósito de este proyecto es “sacarles de la exclusión a través de la creación de sus propias empresas”.
Erradicar la brecha de género apostando por una nueva cultura basada en las exigencias de un entorno digital y conseguir que las mujeres no sólo incorporen estas tecnologías en sus empresas, sino, en todas las áreas profesionales. Todo ello, a través, de la formación específica en cada país. Las emprendedoras jóvenes o young no tienen la misma brecha digital puesto que las empresas más consolidadas, basadas en formación y mentoring de corte tecnológico, tutelan a otras asociadas para incorporarlo en sus compañías.
A nivel internacional los proyectos son impulsados mediante incubadoras para mujeres, cuyo fin, es hacer su plan de negocio o idea de emprendimiento viable. Las incubadoras también ayudan a coordinar proyectos de empoderamiento económico e inclusión en el tejido empresarial. Los programas de capacitación tienen como finalidad crear un plan de negocios, adquirir habilidades digitales y tratar que esa nueva cultura tecnológica impregne a sus empresas.
La transformación digital se percibe como un reto para las mujeres con difícil acceso a la red. Por dicho motivo, en Marruecos, Líbano, Siria, Egipto, Malta, Chipre y en el África Subsahariana en Togo, se pueden encontrar numerosas incubadoras para afrontar este desafío. Martín concluyó que esto "es un instrumento diferente, donde la formación y el acompañamiento, ayudan a las emprendedoras a abordar el ámbito económico con fuerza y liderazgo, gracias al amparo de una red”.
En cuanto al liderazgo masculino y femenino, la presidenta de BWP sí encuentra diferencias. “Las mujeres somos más empáticas y no tenemos problemas en ceder, en negociar y ponernos en el lugar del otro”, declara Martín. El liderazgo femenino acompaña e impulsa y el líder permite que los demás progresen con él. “Aunque las mujeres parezcamos menos fuertes, es una oportunidad”, garantiza. Además, el liderazgo disruptivo femenino tiene un adn digital innato, donde las mujeres buscan nuevas formas de liderazgo para convertirse en referentes.
La labor de estas asociaciones es importante, pues, realizan una labor social y actúan como motores de crecimiento económico. La formación es lo que se necesita para estar a la vanguardia de la tecnología actual y un acercamiento real como incorporación a los teams.
A través de esta formación profesional se percibe la tecnología más cercana. La presidenta alega que “la transformación digital ha sido como un vendaval que ha pasado por nuestras vidas”. No hay brechas si acercas la tecnología a las personas. No hay edad, ni clase social, ni nivel educativo, ni condiciones para no quedarse atrás y las asociaciones tienen que trabajar para ello.