Que las personas son el motor de las compañías es una cuestión harto conocida y sobre la que se han vertido ríos de tinta en los últimos años. La tendencia actual en los recursos humanos es dejar de lado esta nomenclatura transaccional de la función, para evolucionar hacia una definición que deja entrever una visión más basada en la employee-centricity, una visión que posiciona a los empleados en el centro de todas las decisiones y que vela por el bienestar de los mismos durante el tiempo que dura la relación entre empleador y empleado.
Así, los departamentos de recursos humanos se están presentando como departamentos de personas e incluso como áreas de employee experience o, incluso, áreas de felicidad. El objetivo es lanzar un mensaje que lleve la relación de las empresas con sus profesionales a un nuevo nivel cercano al enamoramiento.
Como en las relaciones personales, la fase de enamoramiento de tus empleados con el proyecto empresarial tiene una duración limitada en el tiempo, no es infinita. Por este motivo, el Área de Personas por excelencia está centrando sus esfuerzos en el bienestar de las personas que forman parte de la organización. Pero… ¿cómo lo está haciendo? Sumando nuevas responsabilidades a su porfolio tradicional. A las áreas clásicas de selección, formación, desarrollo, relaciones laborales, administración de personal y compensación y beneficios se le están añadiendo nuevas disciplinas y enfoques que, bajo el paraguas de recursos humanos, adquieren una mayor relevancia para las personas de la organización.
Comunicación interna, organización de eventos y viajes, movilidad, conceptualización y diseño de espacios de trabajo, beneficios y ventajas por formar parte de la compañía, responsabilidad social, gadgets, concursos, wellness… Todo aquello que impacta en las personas de una organización, puede tener cabida en recursos humanos y ser más impactante gracias al enfoque de empleado en el centro con el que trabaja (o debe trabajar) esta unidad corporativa y es, precisamente, por este motivo que el término experiencia de empleado o employee experience está imponiéndose a la nomenclatura clásica.
Si como afirmábamos al principio de este correo las personas de una organización son el motor de las compañías, la motivación es la gasolina que hace que el motor, es decir las personas, rindan al máximo de sus posibilidades. Pero… ¿cómo podemos hacer que nuestros equipos mantengan un nivel alto de engagement con nuestro proyecto empresarial? Aquí encontrarás algunas recomendaciones que pueden funcionar.
¡Ubuntu! Yo soy porque nosotros somos: el uso de la palabra nosotros en una conversación profesional involucra a los interlocutores y les hace partícipes del proyecto común que están llevando a cabo.
¡Gracias!: Como decía Marco Tulio Cicerón, “la gratitud no es sólo la mayor de las virtudes. Está emparentada con todas las demás”. Y es que cuando verbalizamos nuestro agradecimiento hacia el trabajo realizado por el otro, el bienestar del equipo aumenta y con ello la predisposición de los profesionales a seguir colaborando.
“El equilibrio se aprende. El equilibrio es la clave”: Seguro que muchas de las personas que nos leéis recordaréis esta frase que el Señor Miyagi pronunciaba a su pequeño saltamontes en Karate Kid. Como él bien decía, el equilibrio es la clave y en un equipo de personas que trabajan en una empresa común es muy importante mantenerlo. Repartición de tareas, transmisión de la información, feedback positivo y opciones de mejora, oportunidades de desarrollo… todas las personas de tu equipo deberían sentir que el trato que reciben por parte de la organización y de su manager es equilibrado y no provoca diferencias entre compañeros.
“La felicidad es el significado y el propósito de la vida, la meta general y final de la existencia humana”: No es que queramos ponernos filosóficos sacando a pasear a Aristóteles pero es que es muy importante que seamos capaces de generar entornos agradables que permitan que nuestros colaboradores puedan trabajar y expresarse en un tono positivo. Los equipos felices son realmente más productivos y están más comprometidos con el proyecto común de la organización.
Libreeeeee como el sol cuando amanece… entendedme, no estoy haciendo apología de la anarquía laboral aunque siempre abogo por ofrecer un buen margen de maniobra a nuestros colaboradores. Ellos son los expertos que nos pueden sorprender con una visión que nosotros no habíamos previsto. Dejarnos sorprender es un buen hábito que favorece el desarrollo de las personas que tenemos en el equipo. Si damos todas las instrucciones, el resultado difícilmente nos sorprenderá y no motivará a las personas que buscan demostrar su valía y adquirir nuevas responsabilidades.
“No hay nada como una taza de café para estimular las células del cerebro”. Propicia que tus colaboradores se relacionen con personas de toda la organización, que traspasen las fronteras del equipo para presentar, compartir, charlar, preguntar… si los profesionales de tu equipo tienen una buena relación con profesionales de otras áreas o departamentos, tendrán un retorno de valor (casi) incalculable: acceso a más información, mayor predisposición a la colaboración, más visibilidad, más capacidad de impacto e influencia… ¡Sal de la cueva! ¡Atrévete a socializar!
Piensa fuera de la caja – Think out of the box: Genera espacios para que las personas de tu organización se sientan libres para crear. Crear y equivocarse es necesario para tener éxito. Muchas son las voces autorizadas en el mundo empresarial que hablan sobre los aprendizajes que han obtenido gracias a que se han atrevido a fracasar. Como dijo Thomas Alva Edison “No he fracasado. He encontrado 10.000 maneras que no funcionan”. Este debe ser el ambiente que debemos propiciar para que nuestros colaboradores se atrevan a hacer cosas diferentes, que les permitan obtener resultados diferentes.
Presta atención: las personas no somos máquinas y, gracias a esto, somos ejemplares únicos que experimentan situaciones personales y profesionales únicas. Muéstrate atento a las preocupaciones de tus colaboradores, entiéndelos y ofrece una atención sincera que les haga sentirse escuchados. Ofrece una parcela individual y exclusiva, a cada uno de ellos, para que puedan expresarse libremente. Esto te permitirá tener una relación más cercana con las personas de tu equipo y, a la vez, te permitirá calibrar el estado de ánimo del área o departamento que lideras.
“El poder no es control. El poder es fuerza y es darle esa fuerza a otros. Un líder no es alguien que obliga a otros para hacerse más fuerte”. Beth Revis – escritora estadounidense.
La clave del buen liderazgo consiste en construir un entorno de confianza que os permita lograr los objetivos marcados como organización. Involucrar a nuestros colaboradores en las cuestiones relacionadas con la empresa, permite aumentar el sentimiento de pertenencia y con ello la productividad, el compromiso, la creatividad, el buen ambiente y la energía y, además, disminuye el ausentismo, la rotación y las conductas inapropiadas y…
… ¡que viva el amor!