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La incorporación de los robots a las empresas generará más empleo que su destrucción

Redactor jefe

La creciente robotización de buena parte de los procesos productivos en las empresas supondrá en los próximos años la destrucción de empleo. Es una realidad incontestable que nadie pone en duda. Sin embargo, no todo son malas noticias. Lo previsto es que la irrupción de las ‘máquinas inteligentes’ genere, al mismo tiempo, casi el doble de empleo del que tiene previsto desaparecer.

Así, las estimaciones en compañías multinacionales son de aproximadamente 75 millones de puestos de trabajo desaparecidos por el nuevo reparto de roles en el trabajo entre humanos y máquinas, mientras que “simultáneamente podrían generarse 133 millones de nuevos puestos adaptados a la nueva división del trabajo entre humanos, máquinas y algoritmos”.

Eso apuntan José Joaquín Flechoso, exgerente de Informática de la Seguridad Social y actual director de estrategia TIC en este organismo y fundador del colectivo Cibercotizante, y Francisco Ginel, asesor de startups de ciberseguridad y medios de pago y profesor del Máster ciberseguridad en IE HSCT y URJC, quienes participaron en el último encuentro convocado por Xtrategas, Asociación Información y Conocimiento, bajo el título ‘Cibercotizantes ¿tendrán que pagar impuestos los robots para mantener el bienestar humano?

Flechoso y Ginel explicaron que, con carácter general, hoy por hoy el 70% de las horas de trabajo las ejecutan seres humanos mientras que hacia 2022 ese porcentaje se reducirá al 58%; el 42% se adjudicará a las máquinas.

Pero también para entonces, el 2022, tendrá lugar un aumento de las profesiones emergentes en todas las industrias, del 16% al 27%, mientras que la reducción en los afectados por los nuevos esquemas productivos pasará del 31 al 21%. Los empleos relacionados con las tareas principales en todas las industrias permanecerán estables en un 50% durante el periodo 2018-2022, de acuerdo con los datos facilitados por ambos especialistas.

La pregunta ahora es qué tipo de empleo se va a generar. No tanto si será estable o provisional, mejor o peor pagado, sino qué actividad en concreto es la que necesitarán las empresas en el corto y medio plazo. Pues bien, el listado se repite una y otra vez de un tiempo a esta parte: Analistas de datos, científicos de datos, desarrolladores de software y aplicaciones, y especialistas en ecommerce y social media.

También perfiles de relacionamiento humano, como servicios a clientes, profesionales de ventas y marketing, formación y desarrollo, especialistas en desarrollo organizativo y responsables de innovación. Además, especialistas en AI y Machine Learning, Big Data, Automatización de procesos, analistas de seguridad de la información, diseñadores de experiencia de usuario y de interacciones humano-máquina, ingenieros de robótica y especialistas en blockchain.

En este contexto, Flechoso y Ginel advierten que no menos del 54% de todos los trabajadores necesitarán de una recapacitación. En 2022 las tendencias disruptoras de los modelos de negocio habrán provocado que un 42% de las habilidades requeridas para la mayoría de los puestos de trabajo cambien. Aquí es donde las universidades y escuelas de negocios se la juegan también, pues habrán de adaptar sus planes de formación para atender una demanda que ya es presente.

Con todo, y aunque las partes implicadas vienen siendo advertidas en la última década, por lo menos, se prevé una escasez de 825.000 profesionales en 2020, el 90% de los cuales requerirá unas capacidades digitales básicas.

Otro dato, este de nada menos que de la Organización Internacional del Trabajo, la OIT, señala que en todo el mundo, antes de 2030, hay que crear 344 millones de empleos además de los 190 que son necesarios para poner fin al desempleo actual.

¿Cuál es el escenario inmediato? Flechoso y Ginel explican que, según la consultora Bain, para 2030 la automatización podría aumentar la productividad laboral en un promedio del 30% en comparación con 2015. En China, Foxconn, primer fabricante de móviles del mundo, ya prepara un plan de sustitución de 60.000 empleados por robots y para 2020, la robótica generará un negocio global de 54.000 millones de dólares, según Morgan Stanley. Deloitte, por su parte, dice que el 53% de las empresas ya están inmersas en la implantación de modelos robotizados tipo RPA y un 19% lo hará en los próximos dos años.

En este marco, ambos expertos opinan que establecer un impuesto a la automatización “será difícil”, porque una tasa a los robots requiere, en primer lugar, “definir qué es un robot”, avisan. Parte del trabajo lo ha hecho ya la UE, que en febrero de 2019 adoptó una resolución, opuesta a dicha tasa, mientras daba categoría de persona electrónica a un robot con inteligencia artificial, dotándolo de personalidad jurídica. Ahí es nada. O, mejor dicho, ahí parece que es todo.

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