Una combinación de factores adversos condicionan a las startups en Latam en 2023, que están ante la encrucijada de adaptarse y evolucionar, incluso, de pensar en cambiar de paradigma. Pero en los tiempos de crisis, pueden aparecer grandes oportunidades.
Después de un crecimiento notable y una maduración del ecosistema, los últimos meses han extendido nubarrones sobre el emprendimiento de base tecnológica en Latam, que está siendo puesto a prueba para ver quién resiste.
Desde la guerra en Ucrania, hasta la desaceleración del Venture Capital, pasando por efectos remantes de la pandemia, varios son los factores adversos que deben superar las startups en Latam en 2023 para no parar de crecer.
Estos son solo tres de estos desafíos que se presentan por el camino de una startup que quiere crecer de este lado del mundo.
En 2022, las inversiones en startups de América Latina alcanzaron los US$7,5 mil millones. Esta cifra es menor que la del año anterior y durante el último cuatrimestre del año, las inversiones disminuyeron notablemente, llegando a $868 millones.
Aunque es bastante importante el monto, salta a simple vista que estamos ante un mercado de capital de riesgo conservador, debido a la cautela imperante entre los inversores que hace más difícil la obtención de financiamiento para nuevas contrataciones y para el crecimiento.
Se espera que durante el año, los bancos centrales mantengan tasas de interés altas, algo que incide sobre las finanzas de las empresas emergentes. Recordemos que acceder a financiamiento externo es muy necesario para aspirar a una expansión internacional.
Si bien la inversión externa no es la única forma de crecer, no cabe duda de que es muy importante para intentar seguir haciéndose más fuerte. Estamos ante un panorama económico volatil y, por tanto, inestable.
Las startups no pueden para de crecer, pero la pregunta es: ¿crecer a toda costa, sin importar las bases para no caer? La diferencia entre parecer sólido y serlo puede parecer intrascendente, pero no lo es.
Hay un cambio de tendencias en la obtención de capital de riesgo, pues los inversores están más cautelosos, por los aspectos antes mencionados. ¿Qué sucede entonces? Pues que una alta valorización de una startup ya no va tanto de a dónde podrían llegar, sino también a aspectos como desempeño financiero, adaptabilidad a un contexto complicado y que el crecimiento sea más “saludable”.
