Por Redacción - Abr 10, 2024
La transformación digital está transformando todo el panorama social, político y también económico. La banca se ha consolidado como el sector que mejor ha adoptado el uso de las nuevas tecnologías como parte del proceso de transformación digital. Gracias a ello, la relación entre banca y cliente ha experimentado una notable evolución y es ahora cuando el face to face en las oficinas está dando paso a nuevas herramientas de IA o chatbots que permiten proporcionar asistencia en tiempo real desde cualquier lugar.
Una encuesta realizada por la agencia Product Hackers, titulado “Estudio sobre la cultura de la experimentación”, en el que se ha encuestado a unas 60 empresas del sector financiero en España, confirma estos cambios en el sector financiero y refleja además cómo esta capacidad de innovación es clave en el desarrollo de nuevos productos digitales.
Según el informe, en promedio, los bancos realizan alrededor de diez experimentos al mes. Las instituciones financieras líderes, incluyendo bancos y otras empresas del IBEX35, enfrentan desafíos significativos debido a la regulación y una cultura organizativa rígida. Sin embargo, la encuesta refleja cómo este sector está adoptando también métodos innovadores con el propósito de testear nuevos productos digitales o incluso líneas de negocio que responden a unos objetivos de la entidad y unas necesidades reales y actuales de los clientes.
“Si bien este dato es el promedio de los encuestados, detectamos algunas entidades que afirmaron haber llevado a cabo hasta 200 experimentos en un sólo mes, centrándose principalmente en mejorar el ratio de conversión de clientes, el CAC (coste de adquisición del cliente) y la monetización. Esto nos confirma la capacidad de adaptación de un sector que hasta el momento muchos consideraban como opaco y tradicional”, ha explicado Carlos Rodríguez, CFO de Product Hackers.
En términos de impacto, prácticamente el 80 por ciento de las empresas valora positivamente la experimentación en el desempeño de sus productos digitales o negocios. A pesar de reconocer la importancia de la experimentación, encuestados y expertos coinciden a la hora de identificar los obstáculos que dificultan su efectiva implementación. Estos incluyen la limitación de tiempo y recursos financieros, la falta de actualización tecnológica en el personal, la reticencia de áreas internas, la burocracia, la falta de implicación de los equipos de diseño y la preferencia por satisfacer las demandas inmediatas del usuario en lugar de aportar valor a largo plazo.
“En resumen, aunque la mayoría de las empresas financieras encuestadas reconoce la importancia de la experimentación, existen barreras significativas que deben abordarse para fomentar un ambiente más propicio para la innovación dentro de estas entidades”, ha indicado Carlos Rodríguez.
Cuando se trata de innovar, las fintech son uno de los espejos para la banca tradicional. La innovación forma parte de su esencia y prueba de ello es que el cien por cien (de un total de 27) de las startups encuestadas se mostraron receptivas a aplicar la experimentación como método de innovación.
La falta de inmediatez en los procesos financieros con la banca tradicional choca con las expectativas cada vez más exigentes de un consumidor de la era digital. Las fintechs toman la delantera en esta capacidad de reacción, y en el ámbito de la experimentación, estas diferencias se hace aún más evidentes.
En las fintechs, aunque su flexibilidad les permite innovar con rapidez, su posible inmadurez puede generar desconfianza entre los consumidores y los inversores. Además, al operar en un entorno regulatorio menos definido, estas empresas emergentes pueden encontrarse con obstáculos legales y regulatorios que limitan su expansión y crecimiento. La posible falta de recursos y la competencia en un mercado altamente saturado son también obstáculos para la capacidad de las fintechs a escalar sus operaciones y mantenerse a la vanguardia de la innovación.
Por su lado, los bancos tradicionales se enfrentan a una serie de obstáculos derivados de su legado técnico, estructura organizativa jerárquica y regulaciones estrictas. La adaptación a nuevas tecnologías y modelos de negocio ágiles resulta especialmente desafiante para estas instituciones, cuyos sistemas heredados a menudo obstaculizan la innovación y la eficiencia. Además, la necesidad de mantener la confianza y la seguridad de los clientes limita la capacidad de los bancos para experimentar y adoptar nuevas prácticas disruptivas.