En no pocas ocasiones, nos encontramos a personas, a familias, que, incluso con importantes ingresos cada mes, son incapaces de haber ahorrado un solo euro cuando llega el correspondiente día 30.
En no pocas ocasiones, cuando esto sucede, esas personas, esas familias, no se sienten particularmente preocupadas por la tesitura, siempre que, en cierta medida, las entradas de dinero superen a las salidas.
En no pocas ocasiones, aquellas personas, aquellas familias, comienzan a sufrir cierto desasosiego cuando alguno de esos meses la balanza se desequilibra, en mayor o menor medida, porque ha existido un imprevisto o un gasto superior a lo acostumbrado, lo que obliga a recurrir a la tarjeta de crédito o a la ayuda de un pariente o amigo para superar ese bache.
Cualquiera de las situaciones planteadas, u otras análogas, no necesariamente suponen un problema económico inmediato, es decir, se puede caminar en esa cuerda floja durante un tiempo sin perder el equilibrio, pero, ¿se puede garantizar mantenerlo de manera permanente? Me temo que muy difícilmente.
Al margen de que las consecuencias puedan ser más o menos inminentes, los escenarios planteados revelan un descontrol que puede abocarnos a una coyuntura financiera complicada, no solo en el presente, sino también en el futuro si no somos capaces de enderezar el camino trazado.
Pero, ¿qué pasa si no solo no se trata de una situación puntual, sino que el desequilibrio financiero trae causa de una disminución de nuestros ingresos por pérdida del puesto de trabajo o de la clientela habitual en nuestro negocio? ¿Alguna vez te has planteado cuánto tiempo podrías aguantar tu ritmo de vida habitual si de repente perdieras tus fuentes de ingresos o estas se redujeran sensiblemente? Si la respuesta a esta pregunta es que estás por debajo de los seis meses, deberías tomar la decisión de reorientar la gestión de tus finanzas y comenzar a controlarlas de verdad.
Mi recomendación es que es necesario disponer de un fondo de emergencia que sea capaz de cubrir estas necesidades durante al menos 12 meses. Te preguntarás, ¿por qué 12 meses? Para todo este tipo de cuestiones no existe una regla matemática precisa que determine cuánta es la cantidad exacta. Sin embargo, a priori, tal período que puede ser suficiente para superar una situación adversa de carácter transitorio como las que hemos puesto a título de ejemplo.
Está claro que cabe la posibilidad de revertir esa situación en menos tiempo de los indicados 12 meses y que realmente no tengas que hacer uso de la totalidad de ese fondo. No obstante, disponer de un respaldo económico de ese alcance y no inferior tiene una serie de efectos positivos.
Entre otros, existe uno que para mí es nuclear, reduce nuestra ansiedad a la hora de encontrar un nuevo empleo o de buscar potenciales clientes, ya que en situaciones de urgencia es altamente probable que traslademos esa imperiosidad a nuestros actos, lo que provocaría resultados alejados de nuestros objetivos fruto del nerviosismo provocado por nuestras circunstancias.
El dinero puede tener innumerables virtudes en función de a quién le estemos preguntando, sin embargo, desde mi punto de vista, la más destacada de todas ellas es que nos proporciona tranquilidad, un valor relevante en cualquier momento, pero particularmente en contextos inestables.
Por ello, es de especial trascendencia disponer de un sistema de control financiero personal que nos permita tener orden en nuestros ingresos y en nuestros gastos. No debemos olvidar que nadie va a realizar esta tarea por nosotros, por lo que no podemos permitirnos el lujo de dejarlo a un lado o de esperar a que esa ausencia de medios acabe generando un problema financiero en nuestra vida.
Diego Luque es autor de "Controle su dinero y viva tranquilo"