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El dinero físico puede tener sus días contados debido al COVID-19

Lo habréis comprobado en las últimas semanas. El virus ha venido para sacudir nuestras vidas y poner un nuevo futuro a nuestro alcance. A nivel personal y profesional hemos cambiado nuestros hábitos para poder derrotar a este enemigo invisible que es el coronavirus. Muchos de estos nuevos hábitos que hemos adoptado han venido para quedarse y, algunos de ellos, nos dan pie a imaginar un mundo nuevo en muchos aspectos.

En las últimas semanas me ha dado por reflexionar acerca de cómo el periodo COVID puede cambiar aspectos básicos de nuestras vidas y, en este sentido, he lanzado algunas ideas acerca de la aceleración del proceso de digitalización de nuestras empresas o la transformación a la que puede verse abocado el retail español. Y, precisamente, escribiendo el artículo que hablaba de las oportunidades y retos del comercio en España en la era post-COVID, me vino a la mente cómo podía cambiar nuestra relación con el dinero en los próximos meses.

Lo hemos vivido en primera persona. Vamos a comprar al supermercado y en el momento de pagar ponemos todo de nuestra parte para propiciar el contacto cero entre cliente y cajero. Entonces, sacas tu tarjeta de crédito contactless y la acercas al terminal de pago. Misión cumplida. No sé si es muy efectivo para combatir la propagación del virus, pero, psicológicamente, ayuda. ¿Quién sabe qué montón de virus y bacterias tendrá mi tarjeta? No lo sé, y tampoco me lo había planteado antes, pero el contexto excepcional actual hace que invierta un minuto de mi tiempo en plantearme la pregunta y sus posibles respuestas.

Y, claro, mientras me hago la pregunta repasando mi dinero de plástico, me vienen a la cabeza un montón de preguntas derivadas de la inicial y que están relacionadas con cómo queda el dinero tradicional en una situación tan excepcional como la actual. ¿Sigue siendo seguro intercambiar monedas y billetes con otras personas? ¿Puede ser el dinero un vehículo de transmisión del virus? Los expertos nos dicen que podemos adquirir el virus a través del aire y, también, tras haber tocado objetos contaminados. Sabemos que el virus puede llegar a permanecer hasta 4 horas en el cobre, hasta 24 horas en los billetes y hasta 2-3 días en el plástico. Monedas, billetes y tarjetas en el punto de mira.

¿Podemos estar cerca de un mundo sin dinero real? ¿En este escenario el dinero de plástico se vería afectado? ¿Basta con poner elementos tecnológicos que intermedien en la transacción monetaria para evitar el contacto? ¿Será la oportunidad de oro para las aplicaciones de transferencia de dinero rápida? Entre todas estas preguntas, una cosa está clara. Cada vez más, los españoles, elegimos métodos de pago digital para pagar nuestras compras y saldar nuestras “deudas” con amigos y familiares, por ejemplo, en el contexto de una comida de grupo. Nos estamos habituando a no llevar dinero en el bolsillo.

Y con este escenario y un futuro incierto en el horizonte, el dinero podría tener los días contados. ¿Pero de cuánto tiempo estamos hablando? ¿Una generación? ¿Dos, quizás? Pues no es descabellado pensar en nuestros padres como el último eslabón del dinero físico en España. Incluso ellos están adoptando las nuevas formas de pago a través de las nuevas tecnologías. Y, entonces… ¿qué novedades podremos encontrar en el futuro post-COVID y cómo cambiará nuestra relación con el dinero? Seguramente no nos sorprenderemos por los medios que usaremos, pero sí por la aceleración en la adopción de los mismos por parte de la sociedad en su conjunto.

Transferencias rápidas.

Estas aplicaciones se han hecho populares porque ya nos permiten enviar y recibir dinero de móvil a móvil, solicitarlo o hacer un fondo común entre amigos o familiares. Son funcionalidades que están más o menos integradas en nuestro día a día. Lo que podría acelerarse es el uso de estas aplicaciones para pagar, por ejemplo, en un comercio o en un restaurante como ya hacen, de manera más o menos habitual, en otros países.

Hardware para el cobro de dinero físico.

El sector de la hostelería fue de los primeros en incorporar máquinas para el cobro de los tickets de consumición. Una solución de intermediación entre el cliente y el camarero que evita los errores en el cobro y también favorece las medidas de distanciamiento social actual.

Apps móviles.

Amazon ha diseñado el futuro del retail online en muchas ocasiones y, además, con Amazon Go sentó las bases de lo que podría ser la tienda on/off del futuro: descargas la app, accedes al establecimiento, eliges los productos que quieres adquirir y te vas. Un modelo de tienda que simplifica el proceso de compra, reduce las colas y aumenta el ticket medio por cliente gracias a la ausencia del componente psicológico, que ejerce como freno, de la acción de pagar. Una alternativa futurista que ya es presente y que, en el contexto actual, podría acelerarse para adecuar la acción del pago a las medidas de seguridad y salud a tener en cuenta en la era post-COVID.

Cuentas de cliente.

Nos hemos habituado a dejar nuestros datos personales y de pago en las plataformas e-commerce de supermercados, firmas de moda, tiendas multimarca, outlets… Si el retail tiende a la omnicanalidad, es decir, la conexión y complementariedad de canales online y offline podría ser, relativamente fácil, que las tiendas físicas adaptaran sus pagos en el canal offline a los datos que ya tienen almacenados en el online. De este modo, el pago no requiere de la acción física de pagar con los métodos de pago tradicionales.

Reconocimiento biométrico.

¿A qué has oído aquello de “por tu cara bonita”? Pues es probable que en breve deje de ser una frase hecha para pasar a ser una realidad habitual como medio de pago para tus compras cotidianas. Dar la cara para evitar el contacto.

Hay algo muy valioso detrás de cada uno de los métodos anteriormente descritos y es que ofrecen una información muy detallada e imprescindible acerca de nuestros hábitos de consumo, es decir, dejan rastro: cuándo compramos, qué compramos, cuánto nos gastamos, con qué frecuencia... Una vez más, la necesidad de generar datos que ayuden a entender el comportamiento del consumidor puede hacer que las empresas empujen para acelerar el cambio en este sentido y ofrecer recomendaciones de compra cada vez más personalizadas y efectivas.

La situación provocada por el COVID-19 nos deja un escenario lleno de interrogantes y muchas más oportunidades que capitalizar. Otra vez más, la tecnología nos ayudará a dar respuesta a las múltiples preguntas derivadas del contexto excepcional actual. Lo que sí es cierto es que muchos aspectos de nuestra vida cotidiana no volverán a ser como los dejamos antes de la pandemia provocada por el coronavirus. Depende de nosotros que las novedades que implementemos nos ayuden, como sociedad, a seguir avanzando, facilitando nuestro día a día.

Por cierto, ¿tú que crees que pasará con el dinero físico? ¿Seguirá circulando? ¿Desaparecerá? ¿Lo alternaremos? No dudes en compartir tu opinión al respecto.

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