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Las criptodivisas han venido para quedarse

Redactor jefe

Eso sostiene con firmeza Juan Ramón Rallo, doctor en Economía, para quien el bitcoin no es sino oro, pero en estado inmaterial. “Las criptodivisas han llegado para quedarse y bitcoin no es más que oro virtual”, asegura este economista, quien dibuja un panorama incierto en la economía mundial y entiende que el inversor busque refugio para su dinero, aunque deba pagar por ello.

En su participación en el evento ‘Pon tu dinero en acción’, convocado por El Confidencial, Rallo explicó que el bitcoin “en su código genético lo que pretende es reproducir el factor oro”. Si bien el oro es un activo monetario real, descentralizado y privado, el bitcoin supone igualmente un activo real, descentralizado y privado, pero intangible: “Prácticamente, lo mismo que el oro”.

Y aunque reconoce que en la actualidad el bitcoin tiene “muchos defectos de estabilidad de precios”, sin embargo, aquellos son “menores que otras monedas que consideramos refutadas y que acepta el mercado”.

A la pregunta de dónde invertir en este tiempo de incertidumbre, a propósito de la guerra comercial que enfrenta a China y Estados Unidos, a lo que se suma el Brexit, este economista admite que asegurar el dinero es la meta, después de que ambos fenómenos socioeconómicos hayan supuesto “una demolición de los flujos internacionales que han reducido el apetito de inversión”.

“Si ya teníamos una economía mundial que no estaba en su mejor momento, y aunque los bancos centrales habían intentado reanimar un poco, si a eso le añades una contracción del comercio global como la que no hemos visto, probablemente, desde mediados del siglo XX, pues se complican mucho las cosas”, advierte Mallo.

En este momento, explica, los inversores buscan activos refugio por los que están dispuestos a pagar, y como hay escasez de activos seguros, estos activos cotizan con prima hasta el punto de que ésta puede ser mayor que su valor oro en el futuro.

En este contexto, avisa que “de lo que sí deberíamos ser conscientes es que estos activos refugio, en este caso de renta fija, no tienen por qué sostenerse en el tiempo y si las incertidumbres desaparecen esos activos pueden bajar el precio”.

“Es verdad·, agrega, “que en ciclos deflacionistas las acciones no suelen ser un buen refugio, pero eso está totalmente ligado a que las incertidumbres que ahora mismo estamos viendo no se despejan”.

Mallo estima que hay motivos para ser “cauto” con la renta variable porque nada asegura que la situación mundial cambie y por lo tanto la desaceleración se frene, “y en contrapartida si tenemos miedo por ese lado, ciertos activos reales como los activos refugio, como puede ser la deuda pública o el oro a largo plazo no proporciona absolutamente ninguna rentabilidad”.

A largo plazo, resalta, es obvio que donde hay que estar es en activos que generan rendimiento, en la renta variable, pero reconoce que “en este momento de zozobra y duda si alguien quiere refugiarse por lo que pueda venir con cierta garantía”, la respuesta es “la renta fija de los países más solventes y los metales preciosos”.

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