Leer un noticia en X (antes Twitter), mirar unos cuantos reels en Instagram o lo último que lo está petando en TikTok, todo ello mientras chateo con varias personas a la vez. La cúspide de la conectividad son desde hace años las redes sociales. Pero estas plataformas tan entretenidas, adictivas y audiovisualmente innovadoras, tienen detrás una 'cara B'; un entramado, un algoritmo, un propósito comercial, que la mayoría de los 4.700 billones de sus usuarios (informe global digital de Hootsuite, 2022) quizás desconocen o no se plantean gestionar. Pero cada vez que las abrimos, la maquinaria que hay detrás se pone en marcha…
Con el propósito de poner, negro sobre blanco, las ventajas y las posibles consecuencias más amargas que traen, la periodista Zoraima Cuello presentaba este miércoles su libro 7 Riesgos de las Redes Sociales. Auspiciada por la sede de la escuela de negocios CEF.- Centro de Estudios Financieros en Madrid, la autora presentó su texto acompañada del presidente del Grupo CEF.- UDIMA, Arturo de las Heras; el prologuista del libro, Felipe Debasa, así como con el embajador de la República Dominicana en España, Juan Bolívar.
“Antes, cuando llegabas a casa, te sentías en un entorno seguro. En este nuevo mundo, cuando nos encerramos en las habitaciones y encendemos el móvil, aparece el peligro. Por eso es tan importante conocer los riesgos".
Las palabras de Debasa servían de aviso a navegantes. No tanto para alarmar, pues ante todo el libro de Cuello surge del “amor a las personas y la tecnología”. De hecho, ella se define como una “propulsora del uso correcto de las tecnologías”. Por ello además de advertir, aporta recomendaciones de prevención en cada capítulo.
En otras palabras, Cuello reconoce las ventajas que traen consigo las redes sociales y la tecnología en general, pero como doctora en educación que es, también se ve en la obligación de "aportar los riesgos a prevenir cuando entramos en contacto con estas plataformas. No es cuestión de dejar de hacer scrolling en Instagram o TikTok, sino recordar que hay riesgos como enfermedades mentales, violaciones de la personalidad y la privacidad, intentos de manipulación, aislamiento, ciberacoso…
El principal mensaje de la periodista es que las redes sociales muestran sólo “una parte de la realidad”. Y que la mayoría de la gente no sabe ni "lo que hay detrás” de las plataformas, ni “lo que realmente estamos mirando” en ellas. Muy relacionado con ello está el primero de los riesgos que enumera la autora: enfermedades mentales como la adicción, la depresión, la ansiedad, problemas de sueño…
Todas se producen por un uso indebido, especialmente el que hacen los jóvenes, de las redes. En España casi el 92% de los chavales entre 14 y 16 años tienen perfiles propios en ellas (según un estudio en 2019 de Google, FAD y BBVA). Y alertó especialmente de que casi todos estos adolescentes (94%) tienen más de un dispositivo: “son los más propensos a padecer algún problema de salud mental”.
Todo esto se produce mayormente porque las plataformas funcionan siguiendo la ciencia de la “captología”. Una ciencia que busca mantenernos cada vez más tiempo conectados, y cuyos algoritmos trabajan sin descanso por conocer cada vez más de nosotros, hasta el punto de hacernos olvidar por qué cogimos el teléfono, relató Cuello. “Diseñan sus plataformas para mantenernos conectados, es el negocio más grande la historia de la humanidad”.
La humanidad, es decir nosotros, es precisamente el objetivo, el negocio. Nosotros somos el producto y, como tal, se puede llegar a manipular en el entorno social media. Y así ocurre, como relata el documento en su segundo capítulo. Primero, entrar en redes nos permite entrar en la vida de los demás, pero al mismo tiempo, “nos expone a crisis” de la propia identidad. Los influencers, por ejemplo, son de hecho capaces de influir en nosotros, de hacernos modificar nuestras decisiones y nuestra identidad. “Incluso a nivel político”, advertía Cuello.
Internet ha abierto la puerta a democratizar los contenidos, pero también a la censura, proseguía. Por eso hay personas con “miedo a mostrarse tal y como son” por temor a ”persecuciones" y campañas de cancelación. Aquellas personas más pacíficas y pasivas son las más proclives a sufrirlas, dicen los estudios.
De la misma forma, el poder de las redes y las nuevas herramientas digitales permite también apoderarse de “un suculento tesoro: nuestra información”. Datos específicos que compartimos cada vez que posteamos o subimos una fotografía, y que los delincuentes aprovechan para hacer un sinfín de “ciberfechorías”. Algo que “va en aumento”, señalaba Cuello. En el banco no necesitan candados para el dinero, sino blindaje para la información que manejan, como advierte en el tercer apartado.
El problema viene cuando se trastoca algo tan fundamental y que afecta a todos como la libertad de información, inundándola de contenido falso. La desinformación y la manipulación del cuarto capítulo. Dado que abundan los perfiles falsos, y las fake news están evolucionando gracias a la inteligencia artificial, Cuello entiende que este es un “peligro” para las sociedades. La falsa muerte de José Luis Perales es sólo un ejemplo, pero a menos que sean tan evidentes, “no hay muchas formas de descubrir que se trata de una manipulación”, aseveraba.
Otro de los aspectos más dañinos que recopila la periodista es la capacidad de aislamiento que implica usar estos espacios virtuales. Sobre todo si pasamos más de cinco horas diarias en ellos, como le sucede precisamente a los más jóvenes. Esa adicción lleva a una progresiva desconexión social, del entorno, “fomentando grandes pérdidas ante esa constante necesidad de aceptación de lo que hacemos en las redes sociales”, desgranaba Cuello.
Y nuevamente los menores son los que se llevan la peor parte, pues “ven sometida de manera continua al juicio online”. Además no suelen apoyarse en personas cercanas, sino en individuos conocidos en ese ámbito digital, más difícilmente accesibles cuando se necesita.
Que puede ser, por ejemplo, el acoso de otro de estos perfiles. Los últimos dos capítulos tratan el ciberacoso y la vulneración de la privacidad como dos grandes problemas. Algunos de los cuales “suceden ya sin darnos cuenta”, al menos hasta que es demasiado tarde. “Hemos tenido casos en la República Dominicana con personas que se han suicidado”, aseguraba Cuello. “Cada vez somos más vulnerables”, añadió, pues podemos estar dando información hasta de nuestra vivienda sin ni siquiera haberla facilitado expresamente; “conscientemente”.
Conciencia. Esa es la primera luz que debe iluminar este pozo, y que pasa por convertirnos en lo que Cuello denomina “CUIDAdanos". De sus recomendaciones preventivas en cada capítulo se desprende que lo importante es "cuidar y regular" los procesos en redes sociales. Y que exista “transparencia” en sus plataformas. Son problemas globales, requieren soluciones globales, argumentó.
“Hay muchos aspectos sobre los que debemos concienciar, tanto a trabajadores, docentes, familias, estudiantes… la sociedad en su conjunto. ”Las plataformas llegaron para quedarse, no hay formad e retroceder, pero debemos ser conscientes de qué compartimos y a quién", remató la periodista. “Recuerden que todo lo que compartimos, no hay forma de eliminarlo”.