Hace ya dos años que asumí la responsabilidad de dirigir Sodena S.L. como instrumento financiero del Gobierno de Navarra para el impulso del tejido empresarial mediante el empleo de herramientas de capital riesgo. Esta “frase hecha” suena muy bien y tiene un gran calado.
En primer lugar hablamos de instrumento financiero del Gobierno de Navarra para el impulso del tejido empresarial. Con el modelo económico actual, nadie duda que las empresas son el mejor termómetro del bienestar de una región y sus habitantes.
Son las generadoras de empleo, las principales generadoras de recursos para las administraciones a través de los impuestos y las generadoras del talento y el capital humano a través del desarrollo profesional de sus trabajadores. Por ello, nuestra misión es de máxima responsabilidad.
La segunda parte de nuestra “frase hecha” indica que el impulso lo realizamos a través de las herramientas de capital riesgo. El motivo del empleo de estas herramientas tiene dos orígenes: el primero y más importante se basa en la forma de financiación de Sodena. Sodena es una empresa que se “autofinancia” y por lo tanto no cuenta con partida presupuestaria del Gobierno de Navarra para su funcionamiento (aunque sí con su apoyo en el apalancamiento).
Los gastos y resultados de explotación se soportan gracias a los ingresos generados por las plusvalías obtenidas en las desinversiones que se realizan. El segundo motivo se apoya en el primero y debido a dicha “autofinanciación”, Sodena mantiene su tensión inversora en la búsqueda de rentabilidad financiera de los proyectos (no solo la social) que garantice la continuidad de la actividad de la compañía en el desarrollo del tejido empresarial de Navarra.
Todo ello trabajando para la Administración, y por lo tanto sin perder de vista que nuestro objetivo es mejorar la sociedad navarra. Esto supone una enorme responsabilidad, sin duda, pero también una enorme motivación. Este fue uno de los argumentos que me llevó a tomar la decisión de abordar este apasionante proyecto.
La decisión evidentemente no estaba exenta de riesgo, puesto que me enfrentaba a un sector nuevo y muy complejo donde mi trayectoria profesional previa se limitaba a mi experiencia como empresario y la relación empresario-empresa de capital riesgo. No había tenido la oportunidad de profundizar más allá del proceso de inversión y desinversión de la empresa que promoví.
En estos meses he comprobado la complejidad de este mundo, comenzando por la búsqueda de proyectos, su análisis riguroso, el de los promotores, el del entorno, la competencia existente en nuestra comunidad, la valoración de ideas, proyectos o incluso empresas, los mecanismos de gestión y dirección, los pactos de salida, etc… todo ello con el apoyo del equipo y que mitigó en gran parte el riesgo asumido en mi decisión de aceptar la responsabilidad de dirigir Sodena.
Tras dos años al frente de esta sociedad, en las próximas entradas de este post quiero compartir mi análisis sobre el pasado y presente de Sodena para, finalmente, exponer las conclusiones que nos permitan trabajar en la consolidación de la estrategia de futuro de Sodena.