Un año más se acaba, llega una época de celebraciones, nostalgia… y también de nuevos propósitos. Pero casi siempre, para poder hacer nuevos propósitos y establecer nuevas metas en nuestra startup debemos dedicar un mínimo de nuestro tiempo a planificar esos nuevos pasos y conocer en qué situación vamos a afrontarlos.
La estrategia y el management es una materia muy, muy interesante y existen grandes expertos que nos pueden ayudar mucho para dar grandes pasos o cuando nuestra empresa está en una situación “difícil”. Pero si en este momento consideras que tu startup no necesita ese gran plan estratégico, no significa que debas descuidar la planificación.
Puede que ahora mismo te sirva realizar un “lista” de deseos o intenciones para el año que viene, pero puedes dotarlos de esa “pizca” de realidad siempre necesaria para luego evitar frustraciones basándote en los datos económicos actuales y una previsión de como los nuevos proyectos van a impactar en nuestro cuadro de mando financiero.
Algunos pasos a tener en cuenta o puntos de partida pueden ser los siguientes:
1. La información para realizar ratios y previsiones deben estar lo más actualizados posibles y ser fiables, como debería serlo siempre para que las previsiones sean igual de fiables y veraces.
2. Vigilar nuestra situación financiera. Muchas veces nos centramos en incrementar el beneficio, y tan importante o más para inversores, socios, etc. es la situación patrimonial y el equilibro entre las distintas masas. Y es que no hay que olvidar que muchos ratios de rentabilidad relacionan los resultados con estas partidas del balance.
3. Periodificar ingresos y gastos, pues muchas veces no pensamos en la plurianualidad de esos ingresos y gastos y su repercusión en la cuenta de resultados.
4. Atender a la factura fiscal del año siguiente y ver su posible rebaja, pero sin olvidar que no solo de menos impuestos viven las empresas…
5. Realizar un inventario. Y es que no solo son inventariables los productos. Los servicios o proyectos pueden activarse en función de su grado de desarrollo al final de cada año y así incrementar el valor de nuestra empresa (real). Y así, de paso, no dejar todos los ingresos de un trabajo para tributarlos “de golpe” en el momento de su venta.
Y muchas otras cuestiones que dependiendo de la empresa y sus necesidades deben ser tenidas en cuenta. Por ello es siempre importantísimo respaldarnos y apoyar nuestras decisiones con nuestro equipo de confianza o asesores externos.