Seguramente a todos nos gustaría publicar titulares como "El 96℅ de los emprendedores logra sus objetivos el primer año".
Pues no, no es así. Y en gran medida debido a que olvidan, o les hacen olvidar, lo que realmente saben hacer cuando dan el paso del emprendimiento, haciéndoles perder tiempo, recursos y oportunidades.
Los únicos apoyos que reciben es una sobredosis de información con la que se pretende hacerles “super-emprendedores”, dueños y señores del conocimiento de mil materias que al final les desvían de su “core business”, de aquello que realmente saben hacer y por lo que han decido emprender, es decir: “de lo suyo”.
En muchos casos emprendedores emprendidos por fuerza y empujados por las actuales circunstancias, muy lejos de la imagen que en algunas retinas hay sobre ese emprendedor “mil ciencias” de Silicon Valley, capaz de lograr el sueño americano del millón de dólares.
La realidad es otra muy distinta. Independientemente del perfil formativo de cada emprendedor, la mayoría suele tener en común una enorme falta de conocimientos y experiencia en áreas tan importantes como estrategia, gestión, entorno negocio, maketing 2.0, relaciones con inversores, social media, mercados y un largo etcétera.
La respuesta es inyectarles una sobredosis de formación vía intravenosa, hasta el punto que se desvían de su objetivo principal: hacer negocio con lo que saben hacer.
Todo un entramado de ofertantes de formación oportunistas y otros tantos sinsentido, incluyendo las ofertas de la mayoría de administraciones públicas, pretenden que los emprendedores aprendan de todo antes de empezar. Pero ellos, los emprendedores, ya saben de lo que tienen que saber, saben de "lo suyo".
Y eso es justamente su ventaja competitiva, saber de "lo suyo" que es lo que les permitirá generar negocio, riqueza y empleo.
Caer en el engaño de anular las capacidades de los emprendedores, alimentándoles de nuevas necesidades y descubriendo carencias que incluso no tenían, para convertirlos en gestores mediocres de un negocio que conocen sobradamente bien.
Pero ¿no es necesaria la formación para poder desarrollar con éxito un negocio? Sí, claro que sí pero en su justa medida.
Quizás es más importante crear el entorno necesario que les ayude a lanzar su proyecto y les permita hacer negocio con lo que saben hacer, con “lo suyo”, dotarles de conocimiento y trabajar con ellos en las áreas que no conocen y juntos aprender y desarrollar el negocio.
Quizás sería mucho mejor hablar del entorno del emprendedor y no del emprendedor y su entorno.
Quizás es más importante que los emprendedores tuvieran a su disposición recursos profesionales que fueran capaces de ponerse en su piel y crear un equipo capaz de evaluar su propuesta y ayudarles a conseguir un modelo de negocio exitoso.
¿Dónde están estos recursos? ¿Quién debe ponerlos a disposición? ¿Qué entorno es necesario crear para que esto funcione? Esas respuestas hay que proporcionarlas entre todos, buscando un cambio del actual modelo de emprendimiento.
Y tanto da el fontanero o electricista que quieren establecer su propio negocio, o el ingeniero o investigador con brillantes patentes. Zapatero a tus zapatos, no podemos pretender que sepan de todo. Ellos han de saber de "lo suyo", que es de donde sale el negocio.
Las empresas no se hacen con una sola persona, pero quizás si una sola persona sabe cuál es el negocio en su empresa.