Hacer un solitario con una baraja de cartas es un entretenimiento que mucha gente utiliza como forma de pasar el tiempo. El resultado es que unas veces se gana y otras no. Claro que si queremos ganar siempre es muy fácil: basta con hacerse trampas a uno mismo en el solitario.
No me negarán Vds. que no hay cosa más estúpida ya que lo único que habremos conseguido es engañarnos a nosotros mismos.
Cuando estamos dando los primeros pasos para construir un proyecto de empresa, con frecuencia, podemos tener la tentación de hacernos trampas, de engañarnos, de tratar de convencernos a nosotros mismos de que las hipótesis más fantasiosas sobre las que basamos nuestro proyecto pueden convertirse en realidad, como en el cuento de La Cenicienta.
Esto es hacerse trampas en el solitario y, como es evidente, no tiene sentido.
Hacer un plan de empresa, siguiendo un método guiado, nos será de gran ayuda para evitar esta tentación.
El plan de empresa es algo así como el mapa sobre el que estableceremos la ruta para conseguir los objetivos que nos planteamos alcanzar con un proyecto empresarial.
El plan de empresa se materializa en un documento escrito que tiene que contener los detalles de esta ruta y que debe dar respuesta a una gran cantidad de preguntas que nos haremos cuando tratemos de valorar la posible viabilidad de nuestro proyecto.
El plan de empresa debe recoger, de manera ordenada, la descripción de todos aquellos aspectos básicos que determinen la viabilidad del negocio. Por tanto, se habrán de tener en cuenta todos los aspectos que tengan una repercusión económica y financiera en su planteamiento.
El plan de empresa es un documento que debe contener información acerca de las expectativas del proyecto en términos plurianuales ya que tanto la explotación como las finanzas se comportan de manera diferente a lo largo del tiempo.
El plan de empresa deberá contener, por tanto, cuestiones de carácter cualitativo y cuantitativo.
Con respecto a los aspectos cualitativos, la fiabilidad de un plan de empresa depende, fundamentalmente, de la calidad de la información utilizada para su construcción. En la medida en que las fuentes utilizadas sean solventes, las conclusiones que se obtengan también lo serán en mayor grado.
También el conocimiento de los promotores acerca de los pilares sobre los que se basa el negocio es fundamental para que el plan de empresa sea fiable. Nunca hay que olvidar que el papel lo aguanta todo y que utilizar criterios de prudencia a la hora de establecer previsiones u objetivos es fundamental.
Y en cuanto al manejo de los aspectos cuantitativos, muchas veces bastante sofisticados, el plan debe contar con la garantía de que los cálculos empleados para su construcción se han realizado con absoluta precisión. Para garantizar la fiabilidad de estos cálculos es recomendable utilizar alguna aplicación para la elaboración de este tipo de planes.
Acompañarse de un experto que guíe los pasos y valore los avances y resultados del plan de empresa puede ser, también, de gran utilidad, ya que el empresario no tiene por qué ser ningún experto en el manejo e interpretación de conceptos ligados a la gestión empresarial.
En última instancia, el documento que contiene el plan de empresa deberá poder editarse en diferentes formatos, en cuanto a contenido y forma de presentación, de acuerdo con los requisitos o exigencias de sus diferentes destinatarios.
Y es que el plan de empresa, además de ser el resultado de un proceso de reflexión ordenadollevado a cabo por el promotor del nuevo negocio, que le debe permitir convencerse de que, en los términos que lo haya planteado, su negocio es viable, le habrá de ser de gran utilidad para mostrar su proyecto a posible implicados como son todo tipo de financiadores, tales como posibles socios, bancos o proveedores, entre otros.
Con todo ello conseguiremos evitar la tentación de hacernos trampas en el solitario