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La decisión más difícil: Cómo repartir el capital al cerrar una Startup

Este es un caso real en donde se plantea un dilema que pone a prueba los verdaderos fundamentos de las inversiones en startups.

Hace unos días estaba almorzando con un muy amigo mío que a su vez era inversor ángel. El día anterior, mi amigo había participado de la reunión de directorio de una startup en la que él había invertido y se había presentado una situación difícil para todos.

Es bien sabido que un Plan de Negocios es apenas el punto de partida de un emprendimiento. Cuando el negocio se lanza, el emprendedor tiene que ser sensible a la respuesta del mercado para ajustar su plan, su producto y hasta la forma en que va a ganar dinero. Si durante el andar del emprendimiento se comprueba que el Plan de Negocios está equivocado, o el producto no responde a una verdadera necesidad de mercado, etc… ¿qué se hace?

Quien diseñó el negocio, el emprendedor, seguramente estará convencido del verdadero valor de lo que ofrece. Lo primero que tiende a hacer es pensar que el potencial usuario no está pudiendo apreciar su producto, o bien que se está tardando más de lo esperado en conseguir que lo entiendan, y por eso, una respuesta muy típica es aumentar el gasto en marketing (más repetición de publicidad y en más canales) para reforzar sus intentos por convencer a su audiencia sobre todo lo bueno que tiene entre manos.

El problema que se genera en estos casos, es que, mientras el emprendedor tenga dinero disponible en la cuenta bancaria de la compañía, va a estar tentado a seguir gastándolo en marketing hasta que se gaste. Puede llegar a pensar de la siguiente forma: “si esto no llegara a funcionar… al menos hice todo el esfuerzo posible”, donde esfuerzo también significa “toda la plata que hubiera disponible”.

Al mismo tiempo, el inversor suele “ver” esta situación desde otro ángulo, y por tanto puede llegar a opinar radicalmente distinto. No es raro que el inversor sienta por algún momento que los dólares que hay en la cuenta bancaria son los dólares que él aportó (aunque legalmente sean de la startup), y que por lo tanto podrían recuperarse si se acepta que la startup no tiene futuro y se liquida su capital.

¿Qué hacer entonces? Mi amigo les planteó esta situación de frente a los emprendedores. Lo que pasó era predecible: la fricción hizo estallar chispas por el aire. La charla entre todos se puso tensa al extremo. Parecía un problema sin solución. Los emprendedores querían hacer todo lo posible para levantar las ventas, y el inversor ya no confiaba en poder cambiar la situación ni con el triple de capital. ¿Cómo resolverlo? Pidieron colaboración a expertos que no estaban involucrados en el negocio para tener una opinión más objetiva. El resultado: los expertos recomendaros cerrar la empresa.

En la caja de la compañía había todavía U$ 90.000, que es lo que quedaba luego de una inversión U$ 160.000. Por el aporte del capital, los inversores obtuvieron el 20% de la compañía. ¿Cómo debían repartirse esos US 90.000 no usados? ¿El 20% para el inversor y el resto para los emprendedores, tal como quedaron distribuidas las participaciones? ¿O el 100% para el inversor por ser quien puso todo el capital confiando en el emprendimiento?

¿Qué haría usted? ¿Qué haría como emprendedor si éste fuese su último emprendimiento? ¿Qué haría si ya tiene previsto comenzar con un nuevo emprendimiento próximamente y tiene que salir a levantar capital? ¿Qué pensaría si usted fuese inversor? En algún próximo artículo vamos a estar contando qué fue lo que ocurrió en este caso real.

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