Hace días asistí a un debate muy interesante sobre la fuga de talentos españoles. Para unos era la única salida posible ante el creciente problema de desempleo que sufre el estado español y para otros era solo la salida más fácil, abogando por la permanencia en España y la lucha por la iniciativa empresarial.
Ambas posturas, a mi parecer, son entendibles y razonables. Por un lado no podemos olvidar que la crisis está causando parte del éxodo de nuestro talento emprendedor. La falta de financiación empuja a las startups a iniciar sus negocios en países como EEUU, Reino Unido y Alemania. Pero por otro lado, los números de empresas creadas en los últimos meses no para de crecer.
Lo que es realmente cierto es que la crisis está acelerando las salidas y que el número de españoles viviendo en el extranjero ha crecido un 20% en los últimos tres años, alcanzando los niveles de la década de los 60, cuando dos millones de personas salieron de España para trabajar.
Pero el desempleo galopante de España no es el único motivo por el que los jóvenes se están exiliando. A veces, los jóvenes han buscado profesiones o especialidades inexistentes en España. Esto quiere decir que la crisis no explica todo el éxodo. La globalización de la economía y la internacionalización de los estudios con programas de homologación como Bolonia han sido y serán claves en el fenómeno. La diferencia de salarios y la sobrecualificación disparada en España han sido suficientes motivos para que los jóvenes apuesten por probar suerte fuera.
Desde mi experiencia, animo a los emprendedores a intentar desarrollar su actividad empresarial en nuestro país antes de marcharse al extranjero, pues aunque no lo creamos, hay oportunidades de negocio.
El deseado puesto de funcionario puede que ya no esté disponible en nuestro panorama laboral y que las empresas ofrezcan cada vez menos puestos indefinidos y seguros, pero la oportunidad de crear tu propia empresa siempre está disponible. Puede que los instrumentos gubernamentales no sean suficientes en estos momentos pero entre todos debemos luchar por salir de la crisis. Una apuesta por el valor y talento español, no sólo de los jóvenes, sino de todos aquellos con iniciativa empresarial.