Desde que nacemos nos enfrentamos a situaciones en las que hemos de tomar decisiones, acometer tareas que encierran dificultades. De niños emprendemos la tarea de aprender, estudiar, ... con todos los miedos inherentes que conlleva. Es en este estadio de la vida donde comenzamos a forjar las bases que nos conducirán por el camino de nuestra historia.
Desde el momento que decidimos tomar el camino "A" en lugar del camino "B", estamos emprendiendo.
Ayer comía con Yolanda, una buena amiga y mujer Emprendedora. Me comentaba las inquietudes que tiene para afrontar su proyecto, los miedos que le surgen, "¿Qué hago?, ¿Cómo lo hago?, ¿Qué camino sigo?."
Ante estas preguntas le sugería la importancia de gestionar correctamente la herramienta del camino crítico, entendiendo como camino crítico la ruta que nos va a mostrar, con sus peligro y dificultades, el viaje a realizar para alcanzar el objetivo marcado. Son los procesos que se deben gestionar y ejecutar; desde la gestión del alcance de la idea, pasando por la planificación de recursos, hasta la ejecución de la idea viable.
El Emprendedor ha de ser capaz de pararse un momento, reflexionar, planificar, evaluar, controlar y finalmente ejecutar. Si vamos del punto "A" al punto "Z", hay que ser consciente de pasar por "B, C, D, ... X, Y.".
Como mi amiga Yolanda, los #emprendedores pueden, y yo diría deben, apoyarse en colaboradores externos para así advertir los puntos críticos del camino e intentar mitigar y controlar, en la medida de lo posible, la sensación de desasosiego generada inicialmente.
Todos los Emprendedores han de discernir el camino crítico.