Parece que solo son emprendedores aquellos que montan una empresa. Parece que con las nuevas tecnologías todos los emprendedores innovan en algo relacionado con Internet. O tal vez, solo son noticia ellos.
¿A caso no hay más emprendedores? Desde mi punto de vista, hay muchos emprendedores y muchas personas con espíritu emprendedor dentro de su propia empresa, en la que trabajan como contratados por cuenta ajena o freelances.
Me parece más relevante hablar del espíritu emprendedor que es lo que realmente hace que las personas sean emprendedoras, algunas incluso sin darse cuenta, como el caso de Rafael Noriega Muñoz.
Un músico batería español que emprendió un viaje a Los Ángeles sin otro objetivo más que continuar su formación y sin quererlo, su espíritu emprendedor le llevó a convertirse en una persona admirada por sus compañeros, que le pedían ayuda.
Cuando Rafael llegó a Los Ángeles no conseguía adaptarse, en la escuela que estudiaba, la materia le sobrepasaba, así que decidió volver a España, aislarse y practicar durante un tiempo. Volvió a Los Ángeles, continuó sus estudios en la misma escuela y se dió cuenta de que ésta, daba por hecho que sus alumnos tenían un nivel mínimo que realmente, muchos no tenían.
Eran gente muy válida y con muchísimo talento que se odiaba a sí misma y lo estaba pasando realmente mal por algo de lo que no tenían culpa. Rafael les enseñaba a ser positivos y tener confianza, les explicaba que si practicaban y trabajan, lo conseguirían. Les intentaba ayudar a entender el problema desde un punto de vista que diera pie a soluciones.
Así que, Rafael ofreció desinteresadamente su ayuda a algunos de sus compañeros que veía con estas deficiencias. Sin darse cuenta, estaba dando clases en su propia casa dos veces por semana. Algo que servía para mejorar tanto a los compañeros mejoraban como a Rafael.
Al cabo de un año, la escuela se dio cuenta de lo que estaba sucediendo y de que debía crear algún tipo de ayuda extra escolar para todos estos estudiantes. Como Noriega ya había tenido buenos resultados, le contrataron y pasó a ayudar a gente de otros departamentos también. La escuela solo le pagaba dos horas por alumno aunque él les daba muchas más porque no 2 solamente, no eran suficientes.
Al final, la escuela acabó contratando más estudiantes avanzados para dirigir grupos extra escolares que dieran soporte a la gente con problemas.
Con esta historia lo que quiero transmitir es que cualquier persona que haga lo que realmente ama, le apasiona, tendrá ese espíritu emprendedor que será el que sin darse cuenta le llevará al éxito y a conseguir lo soñado.