Durante los días 30 de enero a 3 de febrero se ha celebrado la XXXIII edición de la Feria Internacional de Turismo (Fitur) en el recinto ferial Ifema de Madrid. En esta ocasión el evento ha reunido a casi 10.000 expositores de segmentos tan distintos como mayoristas y agencias de viajes, compañías de ocio y cultura, asociaciones profesionales o centros de formación, entre otros.
Al margen de estos abrumadores datos, que convierten Fitur en la principal feria que se celebra anualmente en España, una de las cuestiones que más poderosamente llama la atención sobre el evento es el carácter abiertamente multilingüe del sector turístico. Hasta tal punto es así que, en muchas ofertas de empleo, el dominio acreditado de una tercera lengua (además de la propia y del inglés, entendida como verdadero idioma común) comienza a ser un requisito inexcusable.
En un entorno de esta naturaleza el papel que deben jugar las compañías del sector GILT es, necesariamente, de primer nivel. Su consideración de partners estratégicos para el desarrollo de muchos proyectos de actuación supone todo un reto para el conjunto de empresas que formamos parte del mismo.
Las expectativas de negocio son particularmente interesantes pero las demandas del mercado son asimismo crecientes en su nivel de exigencia.
Este conjunto de consideraciones obligan a las empresas de nuestro sector a incorporarse a una dinámica de constante inversión que facilite aspectos como la apuesta por la calidad total, por la innovación tecnológica o por la constante formación de los recursos humanos.
Lo que está claro es que ninguno de estos aspectos es ya negociable, sino que se han convertido en elementos inexorables para aquellos partners GILT que pretendan situarse en primera línea de mercado.
