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Las cadenas de la ley para los Emprendedores y la llave de Ruiz Mateos

La ley tiene como uno de sus principales propósitos proteger a las personas que con derecho obran de buena fe. En el campo mercantil las situaciones que pueden darse revisten tal complejidad que tal objetivo en ocasiones deja de conseguirse y, en lugar de ello, la ley nos ata con sólidas cadenas de acero.

Según la legislación española, una sociedad no puede expulsar nunca a un socio salvo que medien circunstancias muy excepcionales, como por ejemplo que haya incumplido alguna prestación accesoria, de las que ya hablé en otro post.

En caso de que la convivencia con nuestro socio resulte insoportable, y viendo cómo está la ley, uno puede pensar: “bueno, si no puedo echarle, me voy yo”. Pero la ley tampoco permite que abandones tus acciones o participaciones sociales y salgas corriendo como alma que lleva el diablo. La única forma de marcharte es consiguiendo que alguien te las compre, y lógicamente tus socios son los candidatos ideales. Pero muchas veces se niegan.

Aquí apareció hace unos años José María Ruiz Mateos. Él te ofrecía un trato: “si tus socios no te quieren comprar tus acciones, véndeme a mí tus acciones por poco dinero, y así al menos consigues marcharte”. ¿Cómo ganaba dinero Ruiz Mateos? Muy sencillo.

Cuando el socio informaba a los demás que había llegado a un acuerdo con Ruiz Mateos para venderle sus acciones, éstos tenían dos opciones: la primera, comprarle ellos antes las acciones haciendo uso del derecho de adquisición preferente. En ese caso, el socio vendedor pagaba una pequeña comisión a Ruiz Mateos por el “favor” de haber podido convencer a sus otrora díscolos socios para que les facilitase su salida.

La segunda opción de los otros socios era permitir que Ruiz Mateos comprase las acciones. Entonces se desataba el infierno. Ruiz Mateos empleaba todas las herramientas que la ley otorga a un socio para dar la lata (que no son pocas) hasta que, agotados, los demás le compraban su paquete de acciones para quitárselo de encima. Lógicamente, con un beneficio sobre el precio que Ruiz Mateos pagó.

Si consigues demostrar que la venta de las acciones se hizo con este propósito de perjudicar al resto, podrías conseguir que se anulase la operación. Pero no es sencillo. Lo mejor, como siempre, es consensuar una salida si la convivencia con los socios no es posible.

Aprovecho aquí para presentaros la página en Facebook de mi novela “El informe Müller”. Si navegáis por ella podréis encontrar información. Periódicamente voy actualizando contenidos con noticias sobre los servicios secretos. Espero que cuando salga el 11 de febrero os guste.

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