Los emprendedores de empresas de base tecnológica incurren en gastos relacionados con actividades de I+D+i. Este tipo de apunte minora los ingresos (cuando los hay) ocasionando que en la cuenta de explotación aparezcan pérdidas que proporcionan un escudo fiscal. Es decir, en el futuro, cuando haya beneficios, la base imponible del impuesto de sociedades se reduce y así la empresa paga menos tributos.
La ley permite que el emprendedor “active” estos gastos. La activación lo que hace es reconocer que esos gastos en investigación dieron lugar a un activo del que la empresa espera obtener beneficios.
Así por ejemplo, el sueldo pagado a los desarrolladores de un programa informático se traduce en un software que posteriormente se podrá comercializar. Esos sueldos pueden “activarse”, y su importe pasa al balance de la empresa en su lado del activo en un apartado denominado “activo inmaterial o intangible”.
Cuando activas los gastos las pérdidas desaparecen de la cuenta de explotación, pues el apunte contable de activación se hace contra una cuenta de ingresos denominada “trabajos realizados para el inmovilizado inmaterial”. En otras palabras, nos apuntamos un ingreso ficticio que compensa los gastos de I+D+i contabilizados en el ejercicio.
Pongamos un ejemplo. Supongamos que una empresa en el año 2012 ha vendido cero euros y ha gastado 100 euros en el desarrollo de un producto propio. Si no activamos, la cuenta de pérdidas y ganancias arroja una pérdida de 100 euros (ingresos cero menos cien euros de gastos). Si activamos, el beneficio es cero (ingresos de cien euros de los trabajos realizados para el inmovilizado inmaterial menos los gastos de cien euros). En el activo aparecen los cien euros.
El emprendedor no puede activar a tontas y a locas lo que quiera. Hay criterios que respetar: debe tratarse de un proyecto de investigación cierto y definible, con perspectivas de éxito, etc.
Ahora bien, ¿nos interesa activar y perder el beneficio fiscal de las pérdidas acumuladas? La respuesta, como siempre, es depende. Depende de la situación. Hay al menos dos motivos por los que es interesante activar:
1. Reducimos el riesgo de que los fondos propios sean negativos y entremos en causa de disolución. Esto es peligroso, pues si no disolvemos, en caso de concurso, pueden derivarse responsabilidades personales para los administradores.
2. Demostramos frente a terceros que tenemos un activo intangible con valor económico (o, al menos, contable). Lo cual quiere decir que la empresa gastó dinero en sustentar bases ciertas de crecimiento a futuro.
Es importante que en este tema, como en casi todos los financieros, conviene buscar un buen asesor que nos ayude.
Termino este post anunciándoos un proyecto personal que en cierto modo es una startup propia. El 11 de febrero sale mi primera obra de ficción, una novela de espionaje titulada “El informe Müller”. Os dejo aquí el booktrailer y os presento mi nueva página personal (www.antoniomanzanera.com) donde iré informando de mis progresos en este campo. Os animo a que echéis un vistazo al Facebook (www.facebook.com/ElInformeMuller) de la novela para más información.
Gracias a todos.