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Un gran ejemplo de emprendimiento y ... con ritmo!

Cuando hablamos de Emprendedores, nuestra memoria suele ir a buscar a dos o tres jóvenes, pensamos en un pequeño equipo de auténticos héroes que, después de sus estudios y especializaciones en masters, postgrados o MBA’s, o simplemente después de una experiencia laboral más tradicional, se lanzan a la apasionante aventura de crear una Startup.

Sí, es cierto que de este tipo de aventuras se ha hablado hasta la saciedad en libros, manuales, artículos, incluso yo lo hago en otras ocasiones y en otros posts, y seguirá hablándose mucho más, afortunadamente.

Ahora quiero hablar de otro tipo de Emprendedores, conectados con un tipo de actividad seguramente muy distinta a la que estamos acostumbrados todos los que nos movemos por aquí, pero en cuya historia posiblemente descubramos ciertas semejanzas con otras que conocemos mejor, las nuestras o las de otros muchos emprendedores.

Estoy seguro además, de que encontraremos ciertas experiencias o situaciones que nos harán reflexionar y, por qué no, tal vez aprendamos alguna pequeña lección.

Antonio e Iván (Chapo para los amigos, bueno, para todos) son dos jóvenes músicos profesionales que llevan en el fascinante mundo del pop y del rock muchos años, y digo fascinante porque yo soy un apasionado de la música y a mí me parece que lo es. Antonio es batería y Chapo, guitarra y bajo, muy buenos los dos, por cierto, y tienen una larga trayectoria tocando en diferentes grupos. Mucho tiempo ensayando, tocando, haciendo bolos, trasnochando, trabajando, disfrutando. Y muchos viajes a deshoras, mucha carretera, muchas noches haciendo kilómetros en furgonetas prestadas o alquiladas.

Y un día deciden dar un cambio en su carrera y en su vida, deciden emprender (bueno, seguramente ellos no lo llamarían así). Después de tanto tiempo enredados entre micros, cables, válvulas, previos, altavoces, y un montón más de cachivaches que yo no sabría nombrar, deciden utilizar su experiencia, sus conocimientos técnicos y su pasión por lo que hacen para dar un paso adelante, un enorme paso adelante, y embarcarse en una nueva empresa: la de ayudar a otros músicos y grupos a grabar sus maquetas, sus canciones, sus discos.

En el pequeño local que tienen alquilado para sus propios ensayos, con mucha ilusión y trabajo, montan desde cero un pequeñísimo y sencillo estudio de grabación.

Compran equipos, altavoces, micros, mesas de mezclas, previos, cables, más trastos y artilugios, equipamiento imprescindible para su nueva actividad, su nuevo negocio. Se gastan sus ahorros, sus pocos ahorros, que esto del rock and roll es muy chulo pero no da para mucho, aprovechan equipos de amigos y compran todo lo que pueden de segunda mano.

Y allá van, convencen a algunos amigos y grupos que conocen para que graben sus maquetas en su pequeño estudio. Así empiezan tardes y tardes de grabación, jornadas de producción, noches enteras de post producción, para finalmente entregar a sus clientes y amigos el producto de su trabajo y de su esfuerzo: grabaciones que no están nada mal, que cada día suenan mejor, que gustan a sus clientes y que amigos entendidos y otros profesionales comienzan a apreciar.

Pero quieren crecer, quieren ofrecer mejor servicio, mejores producciones, quieren mejorar la calidad de lo que hacen,  quieren ser más grandes y mejores. Y dan otro paso más, con más ilusión, con más empeño, con más pasión si cabe, y con más ahorros, claro. Porque ya he dicho que esto del rock and roll mola pero sigue sin dar para tanto. Se mudan a otro estudio más grande, más profesional, con más equipos, más cables, más altavoces, más chismes y cacharros todavía. Y otra vez noches y noches enchufando, cableando, probando, ajustando, midiendo.

Tienen ya cierto nombre y fama de buenos profesionales en su entorno y empiezan a recibir nuevos encargos, cada vez más ambiciosos, que cada vez exigen más calidad y más horas de trabajo, más tiempo, más fines de semana, más noches, más horas de sueño, más café...

Y ahí están mis amigos Antonio y Chapo, sacando el tiempo de donde no lo hay, trabajando muy duro para cumplir su objetivo, su misión, su pasión, para convertir su sueño en realidad. Y avanzando, luchando, aprendiendo, sufriendo, disfrutando… emprendiendo.

¿Os suena la historia?  Seguro que más de uno nos reconocemos en la aventura de mis buenos amigos Antonio y Chapo: una idea, una ilusión, un proyecto, la inversión de tiempo y ahorros,  el primer producto o su primera versión, los primeros clientes, más inversión, más ahorros, mejor producto, más clientes,…y mucho, mucho trabajo y mucha, mucha pasión.

Porque esto es emprendimiento, o no? 

Por cierto, la historia es real, seguramente más real de lo que yo la he descrito y, como muestra de lo que hacen y de lo bien que lo hacen, os invito a disfrutar de una sus producciones: https://www.youtube.com/watch?v....

Hasta pronto

Juanjo

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