Bastante tiene el emprendedor con solucionar los problemas a los que se enfrenta cada día en su empresa como para pararse a pensar en su pensión una vez que se jubile. Sin embargo aunque el problema se evite sigue estando ahí. Sobre todo cuando en los últimos meses tenemos que convivir con noticias como éstas: “La última reforma del sistema público reducirá la pensión una media del 30%”.
Al contrario de lo que piensa la mayoría de la gente no es necesario que venga ningún gobernante a eliminar el sistema público de pensiones. La cierto es que el sistema tiene en su interior su propio mecanismo de autodestrucción. Y éste no es otro que el Índice de Precios al Consumo, más conocido como IPC.
Los que siguen mi blog personal saben que yo considero el IPC como la mayor mentira de la Economía. La teoría dice que el IPC es un indicador de inflación que nos sirve para conocer el incremento medio del costo de la vida en un país en un periodo de tiempo determinado. Si, por ejemplo, el IPC español de 2002 es el 4% lo que significa es que en ese año los precios subieron en España de media un 4%.
Con esa lógica podemos concluir que si nuestro sueldo o nuestra pensión suben lo mismo que el IPC nuestro poder adquisitivo no varía, puesto que nuestra renta aumenta lo mismo que los precios. Como eso dice la teoría, los políticos se agarran a ella como un clavo ardiendo para apuntarse la medalla de que las pensiones “se ajustarán a la subida de la vida”.
Lamentablemente, todo es mentira. Y para demostrarlo haré un breve ejercicio con cuatro productos que convendréis conmigo que en los últimos doce años no han cambiado en nada más que en su precio: un kilo de pollo, un litro de gasolina 95, un kWh de electricidad y un Mortadelo y Filemón (colección Olé… qué tiempos). El análisis será sencillo y os ahorraré precisiones matemáticas para mayor claridad.
No es fácil comprobar el precio que tenían las cosas en el año 2000 (los precios seguían en pesetas), pero yo he encontrado unos cuantos datos y los he pasado a euros. Espero no haber cometido errores. Os los pongo aquí:
Un kg de pollo valía en 2000 1,83 euros y en 2012 vale 2,93 euros. Una subida media anual del 4%.
Un litro de gasolina 95 valía en 2000 0,49 euros y en 2012 vale 1,37 euros. Una subida media anual del 8,9%.
Un kWh de electricidad valía en 2000 0,09 euros y hoy vale 0,165 euros. Una subida media anual del 5,2%.
Un Mortadelo y Filemón valía en 2000 2,55 euros (tengo uno en casa) y ahora está ya en 4 euros (visto hoy en un kiosko). Una subida media anual del 3,8%.
Ahora bien, ¿cuánto ha subido el IPC en los últimos doce años? Tenéis la serie aquí. El último dato de octubre 2012 es 3,5%. Total, que el incremento medio anual tomando como base 2000 sería el 2,8%. Es decir, cada año en media la vida es un 2,8% más cara.
¿Qué ocurre si el gobierno sube una pensión de 2.000 euros un 2,8% de aquí al año 2042? Pues que los 2.000 euros de hoy en 2042 se convierten en 4.641 euros. Buenas noticias, ¿no? Pues no.
Si aplicamos las subidas medias de los cuatro productos anteriores nos encontraremos que el kilo de pollo que hoy vale 2,93 euros en 2042 valdrá 9,4. Hoy con 2.000 euros compras 682 kg de pollo. En 2042 con 4.641 euros podrás comprar 493 kg. Tu pensión pierde un 28% de capacidad de compra.
Sigo: en 2042 podrás comprar un 24,7% menos de Mortadelos, un 49% menos de kWh de electricidad y ¡un 82% menos de litros de gasolina 95!
Es decir: que incluso considerando que la demografía nos apoyará (que no lo hará), si aplicamos el IPC como métrica de capitalización de las pensiones acabaremos convirtiendo la pensión en un subsidio de integración social (como son hoy los famosos 400 euros). A eso está abocado nuestro sistema de pensiones. Y no hace falta que venga el anticristo para acabar con él. El sistema se autodestruye.
Conclusión amigos emprendedores: no perdáis de vista vuestro futuro personal. Si os quedáis a merced de nuestros políticos sufriréis las consecuencias. Como siempre.