En este artículo vamos a conocer cuáles son los siete temores más frecuentes en los emprendedores, o en aquellos que quieren serlo algún día. Y para no exponer solamente los miedos, contribuiremos con una nota de positivismo indicando también algunas soluciones.
¿Preparad@s? Pues vamos a ello.
# 1 No saber por dónde empezar. Evidentemente, un primer temor que hemos tenido todos al empezar ha sido precisamente ese: ¡no saber por dónde hacerlo! De entre la maraña de preguntas, soluciones, alternativas, caminos, supuestos... que nos invaden, ¿por dónde empezamos? Creo que un buen comienzo es hacerse la pregunta clave, que tiene que ver no con tu negocio sino contigo como persona (te doy una pista en este artículo: negocios y emprendimiento: la pregunta clave).
# 2 Creer que no sabes. Segundo temor típico: creer que no sabes hacer lo que tengas que hacer, o que no lo sabes hacer suficientemente bien. Al respecto no voy a decir que sí sabes, porque quizá sea cierto que no sepas, pero sí voy a decir que no hace falta saber, o al menos no hace falta saberlo todo al principio. Nadie nace sabiendo y por contra se aprende haciendo. Basta con que sepas lo fundamental, lo básico, lo necesario para empezar. Si crees que no sabes, no te preocupes, empieza y ya irás sabiendo.
# 3 Creer que debes hacerlo todo perfecto. Relacionada con el temor anterior, tenemos la creencia del emprendedor (o aspirante a emprendedor) que cree que debe hacerlo todo perfecto. Aparte de imposible, no creo sinceramente que sea necesario. Debes hacerlo lo mejor que sepas, sin mas. Si a pesar de todo te consideras un perfeccionista empedernido, no puedo sino que recomendarte que te lo tomes como un juego y rebajes pretensiones. En realidad es así, tan solo es un juego, un juego sin más. Imagina el monopoly: como eso, pero en la vida real, otro tipo de juego, simplemente diferente.
# 4 Creer que careces de inventiva. Te gustaría emprender, pero crees que careces de ideas, consideras que tu capacidad de inventiva es un páramo desierto, un lugar despoblado y vacío. Pero no desesperes, hay muchas formas de ejercitar la creatividad: aquí tienes tres maneras de obtener ideas de negocio (principalmente la tercera).
# 5 Creer que te van a robar la idea. Opuesta a la anterior: tienes una idea, fantástica y maravillosa , con la que crees poder solucionar los problemas de la humanidad, pero te encanta tanto que sientes verdadero pavor ante la posibilidad de sacarla a la luz pública y correr el riesgo de que alguien te la robe. Al margen de que existen mecanismos para la protección de ideas y patentes mediante la inscripción en sus correspondientes registros, y al margen de lo que puedas pensar, lo cierto es que no es tan elevada la cantidad de personas que pululan por el mundo fiscalizando qué hacen los demás y robando sus ideas, así que no vivas mediatizado por eso. La posibilidad de que se apropien de tu idea es sinceramente harto pequeña.
# 6 Creer que fracasarás. Es decir, anticipar el resultado, creer que será negativo y darlo por hecho. Creer que perderás todo tu dinero, que no cumplirás las expectativas (tuyas o, lo que es peor, de los demás) y en definitiva que no alcanzarás el éxito. Quizá sea conveniente en este sentido identificar qué es el éxito (lectura recomendada, este artículo: qué es el éxito y cuál es el primer paso para lograrlo). Si a pesar de todo te aterroriza la posibilidad de perder tu dinero, ten en cuenta que siempre puedes empezar con actividades que no lo requieran (existir, existen).
# 7 Creer que vas a perderte fuera de la zona de confort. Finalmente, hay que reconocer que la zona de confort, como su nombre indica, es muy confortable. Hay personas que sienten verdadero pánico a perderse en la zona desconocida, la que hay más allá del ámbito personal, familiar y profesional de cada uno. Perderte es difícil que lo hagas, porque, como alguien decía, vayas donde vayas siempre estás en tu misma piel. Así que, tranquil@: fuera de la zona de confort hay vida, y probablemente mejor que la que conoces. Si a pesar de todo sientes temor, recuerda que no es imprescindible que empieces tu proyecto a jornada completa, puedes hacerlo a tiempo parcial y simultanear con la vida que te resulta familiar.
Y hasta aquí los temores que creo más frecuentes, con algunas pistas para remediarlos. Espero que te haya servido y, si es así, sabes que puedes compartirlo en redes. ¡Te lo agradecemos!