Hemos llegado a 2015 y parece que quien tiene un smartphone necesariamente tiene que contar con una serie de apps que son must. Facebook ya viene por defecto y casi todos se descargan WhatsApp, y tú debes crear una nueva.
Los emprendedores han entrado en una fiebre cuasi religiosa de tener una aplicación móvil propia. Si tu negocio no tiene una app eres un loser, o eso es lo que parece. Estar en el mercado de la Play Store de Google o en el de iTunes de iOS es casi obligado. Pero, ¿realmente es así de importante?
Todos recordamos esas palabras de Adolfo Suárez cuando decía “puedo prometer y prometo” y a continuación seguía con una oración subordinada. Ahora es más bien “puedo prometer y prometo que mi negocio tendrá un app” porque es literalmente sencillo construir una.
Lo difícil es que tus clientes empiecen a utilizarla y que realmente saques algún beneficio de ello. Es por ello que existen una serie de mitos en cuanto a las apps y al emprendimiento.
Una app garantiza más venta. Bang, error. No garantizará más ventas si no provee con algo distinto. Una aplicación móvil requiere que tu cliente tenga un smartphone por lo que te limita el segmento. Es más probable que tus clientes cuenten con acceso a internet desde un ordenador a que tengan un móvil y se descarguen tu app. Esto nos lleva a la siguiente mentira.
Mis clientes utilizan mucho el móvil, por tanto necesitan un app. O no, o puede que simplemente necesiten una web responsive, es decir, adaptada a pantallas pequeñas. De esta manera podrán entrar en tu web sin necesidad de inventar dinero en una aplicación.
Estar en Play Store o la App Store de iOS me garantizará más clientes. Segundo error. Existen cientos, millares, de apps que compiten entre sí por ocupar los primeros puestos. Ni siquiera estar en el Top 10, pero al menos en el Top 50. Lo más probable es que si lanzas una, aquellos interesados en descargársela tengan que buscar por el nombre porque no les va a aparecer en la lista de apps relacionadas.
Una app es relativamente barata y alcanzas a mucho público. Mal, mal, muy mal. Cuando desarrolles tu app verás que no cuesta mucho dinero, pero también verás que lo que vale para Android no vale para iPhone, no hablemos de iPad, y luego está Windows Phone. ¿En serio te quieres meter en ese jardín sólo por probar suerte?
Una app vale para cualquier tipo de negocio. Tal vez necesitas pensarlo mejor. Si tu modelo de negocio es más offline que un reloj de cuco y lo único que tienes conectado es el cable del teléfono, la inutilidad de tu aplicación móvil parece caerse por su propio peso. Esto es un extremo, pero está claro que no todas las ideas de emprendimiento vienen asociadas a la posibilidad de usar un app para mejorar la experiencia del usuario.
Por tanto, piensa, valora y reflexiona hasta qué punto es necesario poner una aplicación móvil a tu idea de emprendimiento. Tal vez, cuando tengas una pequeña presencia en el mercado o una idea súper-exquisita-genialmente innovadora las apps móviles son una opción.