Como en cualquier aspecto de la vida, en el emprendimiento es inevitable cometer errores. Pero que sea inevitable no quiere decir que tengamos que cometerlos todos.
Si le preguntas a cualquiera que haya tenido la osadía de montárselo por su cuenta qué errores ha cometido por el camino, probablemente te encontrarás respuestas como no elegir al socio adecuado, contratar a un amigo en vez de a un candidato más cualificado, o tardar demasiado en arrancar.
Estoy cansado de escuchar y leer que no pasa nada por fracasar.
Creo que quienes hemos fracasado alguna vez hubiéramos pagado una suma importante de dinero por no hacerlo.
Puedo entender que cometer un error es un buen aprendizaje, pero si se puede evitar cometerlo y a la vez tener éxito en un negocio, ¿cuál es el problema?
Normalmente el origen de la mayoría de los errores del emprendedor es el propio emprendedor.
Pero, ¿cuáles son los errores más graves que un emprendedor debe evitar?
Aquí te dejo algunos de los que se repiten con más frecuencia:
Sí, ya sé que antes de he dicho que cometer errores no mola.
Pero aquí me refiero a ese miedo que no te deja arrancar, que te paraliza, o que hace que no arriesgues lo suficiente como para que el resultado sea realmente bueno.
El miedo está bien, nos pone alerta. Pero en el momento en que no nos deja avanzar, se convierte en un problema.
Simplificando mucho los pasos del ciclo de arranque de un negocio, podríamos decir que lo primero es la fundación, después la atracción del público objetivo, y finalmente la venta.
El problema es que en muchas ocasiones no hay nada que vender, la expectación del target se diluye y acaban yéndose a la competencia.
Una vez alguien me dijo que yo no tenía ni idea de mi negocio, que quien realmente lo sabe todo del mismo son mis clientes. Y no le faltaba razón.
Es muy común ver cómo un emprendedor tiene una idea de negocio maravillosa, desarrolla el producto o servicio con el que sacará su propuesta de valor al mercado, y luego no vende nada.
No se trata de lo que creemos que quiere nuestro cliente potencial, sino de lo que quiere realmente.
Este error enlaza con el anterior.
En muchas ocasiones confundimos curiosidad con interés.
Desde mi punto de vista, la primera no pone dinero en tu bolsillo, pero la segunda sí.
Antes de lanzarse al mercado, hay que validar 2 factores relativos al mercado:
Si pueden pagar por lo que ofreces.
Si están dispuestos a pagar por lo que ofreces.
Si uno de los 2 falla, cambia de mercado o afina tu idea.
Lo perfecto es enemigo de lo bueno.
A la hora de sacar un producto o servicio al mercado, muchos emprendedores no hacen más que dar vueltas porque quieren añadir más funcionalidades, mejoras, optimizar costes de producción...
Microsoft hace lanzamientos de sus sistemas operativos sin estar al 100%. Y es una empresa con importantes beneficios.
Lanzan el producto y el cliente es quien hace el control de calidad final, de modo que cuentan con millones de testers que generan millones de problemas que de otro modo un equipo de desarrollo no sería capaz de recrear.
Con el valiosísimo feedback que obtiene de sus clientes, Microsoft depura su producto una vez que ya está vendido. Y quienes compren después irán beneficiándose de estas mejoras, gracias a este departamento de I+D externo que además paga por serlo.
Se trata de desarrollar una propuesta única de venta (PUV).
En algunos de los talleres que imparto, suelo trabajar con mis alumnos el desarrollo de una PUV consistente.
Lo primero que hago es preguntarles por qué debería elegirles a ellos y no a su competidor. La respuesta en el 90% de los casos es porque yo soy mejor.
Mejor es un concepto subjetivo. Diferente no lo es.
Así que es mejor ser diferente, ocupar un nicho que nadie ha cubierto, y beneficiarse de el hecho de ser único.
Es impresionante la cantidad de creencias limitantes que tenemos a la hora de generar ideas de negocio:
No soy bueno en esto.
No va a funcionar.
No valgo para vender.
No sé por dónde empezar.
No le va a interesar a nadie.
No tengo dinero.
La mayoría de la propietarios de empresas prósperas que conozco están en industrias muy tradicionales. No se han esforzado en inventar la rueda, sino que han desarrollado sus negocios sobre la base de algo que saben que funciona, y luego se han diferenciado en una u otra cosa, que es lo que les supone su ventaja competitiva.
Generar una buena idea de negocio no es complicado y además es la mejor forma de evitar gran parte de estos errores, pero no nos lo enseñan en el colegio, ni en el instituto, ni en la universidad.
Si te estás planteando emprender, intenta evitar en la medida de lo posible estos errores.