En estos tiempos que corren, ser emprendedor es tarea de superhéroes. Además de todas las habilidades, aptitudes, actitudes, cualidades, virtudes, capacidades, destrezas, competencias, talentos, mañas, pericias y experiencia necesarias para ser un héroe emprendedor; además de todas las creencias limitadoras de las que debes deshacerte.
Además de todos los miedos, barreras, impedimentos, obstáculos, límites, inconvenientes, que deberás superar; si quieres elevar tu categoría a superhéroe emprendedor, deberás tener una serie de cosas. Sin ellas, olvídate, you won´t quite make it.
Un blog: tienes grandes e importantes cosas que decir: ¡necesitas un escenario! Empieza un blog y comprométete con él al menos dos veces al mes. Ah! Y decide lo que prefieres: calidad o cantidad. Seguramente no podrás con ambas cosas, más tu oficio de superhéroe emprendedor… L
Un perfil de Twitter: tu soldadito de plomo para social media que te ayudará a difundir la palabra… No sigas a todos los que te sigan. No sigas a más gente de la que te siga, queda fatal, aparentas necesitado.
Un fabuloso traje que te dé confianza, que con él emanes poder por los cuatro costados y encima te quede que ni pintado. De él dependerá la primera impresión que des. Chicos, el azul. Chicas, el rojo.
La habilidad de hablar en público sin ponerte ni un poquito nervioso o nerviosa. Muévete bastante y hazles reír. Conseguir que la gente sonría, así como apelar a sus emociones, es muy importante para captar su atención.
Confianza para liderar incluso si dudas. Si metes la pata, ya lo arreglarás, pero por amor de dios, no des la impresión de no estar seguro de lo que dices. Da una imagen patética.
Un smart phone, imprescindible porque uno se tiene que mover por ahí y no quiere perder ni una sola oportunidad. A no ser que lleves tu notebook, laptop, tablet, etc. contigo siempre.
Un buen elevator pitch: aquel discurso que no dura más que un “viaje” en ascensor y que tiene que resumir tu actividad/proyecto/propuesta (¿Te acuerdas del discursillo que Melannie Griffith le da al jerifante de la empresa donde trabaja en la película Armas de Mujer? Pues eso).
Habilidad para romper el hielo mediante una conversación lo menos absurda posible (el tiempo) y sin meter la pata (política, religión y demás tabúes).
(¿Cómo iba a dejarme yo fuera?). Un coach que te oriente, que te escuche, que te devuelva la pelota de tus reflexiones, que te motive, que te ayude a hacer mejores planes de acción, cuadrantes de gestión del tiempo. En fin, que es, en dos palabras: im-prescindible. J
Y mucha, muuuuuucha ilusión y creatividad.