Enviar productos al extranjero conlleva una serie de obligaciones para el importador que, a su vez, también implican riesgos. El principal riesgo es que el precio, entre recargos marítimos de distintas clases y gastos de aduanas e impuestos, acabe haciéndose muy elevado.
Por tanto, a la hora de comprar un producto en el extranjero en grandes cantidades, que sabemos debe transportarse en un barco porta-contenedores, debemos contar con un plan de financiación.
Plan de financiación para transporte marítimo
En función del material que vayamos a comprar, ya sea para la elaboración de nuestros propios productos, ya sea el producto terminado, debemos tener en cuenta una serie de gastos. En algunos casos serán costes esporádicos por una operación que se ha llevado a cabo con una empresa extranjera, pero en otros se trata de envíos regulares.
¿Cómo podemos financiar el transporte de las mercancías que vayamos a importar?
Dependerá, en todo caso, de nuestro modelo de negocio. En ocasiones el empresario compra el stock antes de que se haya producido una compra por parte del cliente, con lo que debe acarrear con los gastos de transporte.
Una posible alternativa es buscar proveedores que realicen un servicio de entrega directa al cliente mediante un sistema dropshipping. De esta forma, el cliente paga los gastos de envío del producto y se le envía directamente, de modo que el empresario no tendrá que pagar el transporte hasta que no se le haya pagado el producto.
Además, no habrá un doble gasto, ya que el producto se enviará directamente desde el lugar donde se encuentra el proveedor hasta el domicilio del cliente, en un servicio door to door (puerta a puerta). La principal ventaja de comprar nuestros productos en el extranjero (por ejemplo a un dropshipper chino) y repercutir en el precio los gastos por el transporte marítimo es que los gastos de envío pueden llegar a ser demasiado elevados.
Por tanto, puede ser una alternativa que la empresa disponga de algunas mercancías físicas en inventario, ofreciendo condiciones de envío de productos exclusivas. Otra opción es apostar por productos rentables que no se puedan comprar en ningún sitio de España y acarrear el coste de fletes marítimos y aduanas, tratando de recuperar la inversión mediante su venta en España.
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