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Javier Cabo: La Covid-19 volverá en otoño, camuflada o mutada

Redactor de TodoStartups

“Un factor muy importante en el manejo de la enfermedad que provoca el coronavirus SARS-CoV-2 es el poder controlar y mitigar de forma precoz la respuesta inflamatoria tan exacerbada, que se produce eliminando las citocinas desencadenantes del proceso inflamatorio”, afirma el doctor Javier Cabo, quien comparte los últimos avances de sus investigaciones en relación con esta enfermedad en una nueva entrevista con TodoStartups.

Doctor Cabo, usted es un cirujano cardiovascular y torácico pionero en el trasplante cardíaco en el recién nacido en España y en muchos más campos como la criopreservación tisular. Recientemente ha propuesto un tratamiento novedoso para aplicar en esta patología de dicho coronavirus. ¿En qué consiste ese tratamiento dirigido a disminuir la elevada mortalidad que ocasiona en muchos pacientes con cuadros gravísimos de neumonía e insuficiencia respiratoria? Tratamiento, que al parecer ya ha aprobado la FDA.

Se ha visto que estos coronavirus son capaces de inhibir ciertas vías de respuesta de la inmunidad innata como la producción de interferón de tipo I, y de disminuir la expresión de moléculas HLA de clase I y clase II en las células, detectándose en la enfermedad que ocasiona el citado coronavirus en particular, linfopenia de forma significativa hasta en más del 80 por ciento de los pacientes.

También se ha visto en los pacientes más graves, el desarrollo de una respuesta a la carga vírica de manera muy exacerbada, induciendo en el paciente un estado brutal inflamatorio ocasionado por una “tormenta de citocinas”.

Tormenta inmunológica provocada por el interferón gamma (IFN-γ), el factor de necrosis tubular (TNF-α ), otra proteína del grupo de las citocinas que interviene en la apoptosis celular y por las interleucinas, sobre todo la IL-1, la IL-2, la IL-6 y la IL-12, citocina proinflamatoria producida por los macrófagos y los monocitos, que promueve la proliferación de linfocitos T y células “natural killer” (NK) activadas, que producen citolisis. Siendo esta respuesta inflamatoria la responsable final del estado clínico grave del enfermo y de su muerte.

Por todo esto, un factor muy importante en el manejo de esta enfermedad es el poder controlar y mitigar de forma precoz dicha respuesta inflamatoria tan exacerbada, eliminando las citocinas desencadenantes del proceso inflamatorio.

El tratamiento que yo he propuesto es la inmunoadsorción que es un tratamiento de plasmaferesis, método mediante el cual se extrae la sangre y se procesa y se filtra a través de unas columnas específicas de aféresis y la devuelve limpia al paciente, eliminando los anticuerpos desencadenantes del proceso inflamatorio, eliminando los componentes tóxicos del plasma como son los inmunocomplejos mencionados, las citoquinas o citocinas.

En estudios realizados en la Universidad de Iowa en USA, en el Hospital Universitario Regensburg de Alemania, y en la Universidad de Guangzhou en China, se ha comprobado que una carga viral importante acompañada por una señalización retrasada del interferón tipo I (IFN-I) provoca estas respuestas inflamatorias y la inmunopatología pulmonar consecuente y origina la gravedad de los cuadros pulmonares y la elevada mortalidad que genera la referida enfermedad.

De acuerdo con los informes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), los factores responsables de la alta patogenicidad y mortalidad son el aumento de la acumulación de monocitos, macrófagos y neutrófilos en los pulmones, asociado con niveles elevados de citocinas proinflamatorias séricas como las interleucinas (IL), lo que provoca un daño alveolar difuso, una necrosis y destrucción del epitelio, y una acumulación y depósito de fibrina formando una membrana hialina, a nivel pulmonar.

En mi experiencia como cirujano cardiotorácico y vascular, he visto cómo el empleo de la inmunoadsorción en el tratamiento de la miocardiopatía dilatada (otra enfermedad vírica) se produce una mejoría clínica y hemodinámica de los pacientes afectados.

Alemania y Estados Unidos, países punteros tradicionalmente en el desarrollo de tratamientos, ya están utilizando esta técnica, y la propia Agencia del Medicamento de Estados Unidos (FDA) ha anunciado que da vía libre a esta posibilidad terapéutica en pacientes con la enfermedad de la Covid-19.

Recientemente, el 5 de mayo en el Journal of Clinical Inmunology y en el boletín DG Alerts de New York se publicó que las citocinas están directamente relacionadas con la severidad y alta mortalidad de esta enfermedad y proponen abordar en el tratamiento este tipo de estrategias terapéuticas.

¿Cree que esta epidemia, aunque logremos vencerla ahora, volverá a aparecer?

Se desconoce si el virus SARS-CoV-2 tendrá un patrón estacional al igual que ocurre con otros virus respiratorios como la gripe o los coronavirus causantes de los catarros comunes, aunque yo intuyo que sí. A lo largo de esta pandemia se ha observado en estudios realizados en China, una relación lineal inversa con la temperatura y la humedad. Así por cada aumento en un grado Celsius y 1% de humedad, el R0 se redujo 0,0383 y 0,0224, respectivamente. Del mismo modo, investigadores de USA e Irán han observado una expansión geográfica mundial desde China a otras regiones con una distribución predominante en un corredor estrecho entre los meridianos 30-50 N´´, con patrones climáticos similares (5-11º C y 47-79% humedad). Este es un virus ARN similar al de la gripe y es un virus estacionario, que volverá a actuar en el próximo otoño con el comienzo del frío en España. Lo que no sé si con la misma apariencia con la que ha debutado actualmente o camuflado y reforzado por posibles mutaciones realizadas.

A nuestro favor está que, aunque generalmente los virus de ARN tienen una alta tasa de mutación, una característica común de las anteriores pandemias ocasionadas por los coronavirus SARS-CoV y MERS-CoV es que tienen un bajo potencial de transmisión comunitaria sostenida. Por lo tanto, la tasa de mutación de los coronavirus también podría ser menor debido a su exonucleasa codificada por el genoma.

Puede aparecer tanto ésta como cualquier otra epidemia. Tenemos las condiciones favorables para que esto ocurra por múltiples razones, entre las que se encuentran, el gran crecimiento de la población mundial (a fecha de hoy 14 de junio un total de 7.791.275.533 habitantes), con la desforestación y el urbanismo descontrolado que altera los ecosistemas naturales y acerca a los seres humanos a los reservorios naturales de los virus, el incremento de las temperaturas derivado del cambio climático, la globalización y el hacinamiento de las personas en determinados lugares lo que facilita el contagio y la propagación en caso de infección.

En su condición de catedrático de Ingeniería Biomédica de la Universidad Católica de Murcia, la UCAM, ¿Nos puede decir por dónde van los pasos en la investigación de tratamientos específicos y de vacunas para combatir este coronavirus?

Son múltiples los tratamientos que se están utilizando a nivel mundial para combatir esta pandemia. Todos ellos tratamientos empíricos no contrastados con estudios a doble ciego y randomizados, algunos muy controvertidos como por ejemplo el empleo de la hidroxicloroquina, medicamento empleado para la malaria con muchos efectos secundarios indeseables y con un éxito, bastante discutible, con grandes controversias en cuanto a su utilización.

En la actualidad no existe una vacuna que proteja contra la enfermedad de la Covid-19. Tampoco hay un tratamiento antiviral específico para la Covid-19 y lo único que se está haciendo es un tratamiento sintomático, experimentando con algunos medicamentos antivirales. Tampoco tenemos inmunidad adquirida como en el caso de la gripe. No hay un tratamiento eficaz y efectivo clínicamente demostrado y por ello la alta mortalidad reportada.

Se sabe que cuando la respuesta inmune no es capaz de controlar eficazmente la replicación viral, como sucede sobre todo en personas mayores con un sistema inmune debilitado por la senescencia inmunológica natural, el virus se propaga de manera rápida produciendo un daño tisular pulmonar, lo que activa a los macrófagos y a los granulocitos y conduce a la liberación masiva de citoquinas proinflamatorias. Esta hiperinflamación pulmonar es la que produce la insuficiencia respiratoria aguda o Síndrome de Distrés Respiratorio del Adulto (SDRA) descrita como la principal causa de mortalidad en la Covid-19. Por ello se está trabajando mucho recientemente en este campo inmunológico.

Conocemos la estructura genómica del ARN del coronavirus y las bases moleculares de su entrada y replicación en el ser humano, y se está trabajando también en ese campo intentando desarrollar diferentes medicamentos y vacunas, aunque los resultados no son todavía los deseados.

Las grandes potencias económicas mundiales como China, Estados Unidos y Rusia trabajan a contrarreloj para desarrollar una vacuna contra este coronavirus. Ya se han iniciado los ensayos clínicos en China y en Estados Unidos. No obstante, si estos ensayos clínicos finalizan con éxito, todavía faltarían muchos meses, más de un año, para que dicha vacuna pudiera estar comercialmente y disponible en el mercado en España.

Esperemos que cuando llegue el calor disminuya el número de contagiados. Los coronavirus al ser sensibles a condiciones ambientales como las temperaturas altas, la sequedad, la falta de humedad y la luz del sol, es previsible que cuando los virus salgan en las secreciones de una persona y caigan en superficies externas se inactiven antes, lo que reduciría la transmisión.

Hay que ganar tiempo hasta que logremos una vacuna o un tratamiento específico. Hacen falta esfuerzos por parte de laboratorios de investigación y multinacionales en la busca de la manera de desarrollar anticuerpos que se puedan unir bien a la proteína S del virus, bien a la proteína ACE2 de las células humanas y bloquear así la infección. O incluso en la posibilidad de desarrollar posibles compuestos terapéuticos antivirales con nanotecnología aplicada.

Nosotros, en IHM-Medical Technology y QALY Advanced, hemos desarrollado y patentado un modelo de vacuna recombinante. Esta vacuna Q-ACOVID19® es una vacuna sintética recombinante diseñada para ser desarrollada mediante dendrímeros realizados con bioingeniería molecular, nanotecnología e ingeniería genética. Esta vacuna está basada pensando en las premisas iniciales de que los coronavirus no tienen metabolismo por lo que no podemos interferirlo y atacarlo a ese nivel. Los coronavirus no se multiplican por sí solos y no pueden replicarse fuera de la célula humana infectada, y por lo tanto no podemos bloquear su división. Los coronavirus no incorporan ni excretan ningún producto, y por lo tanto no podemos alterar su funcionamiento.

Los coronavirus para conseguir unirse a la célula humana e infectarla y de este modo replicarse utilizando el ADN celular humano presenta en su superficie una serie de proteínas específicas (S1, S2 y M) con capacidad para poder reconocer y unirse a determinadas proteínas existentes en las células humanas. Estas proteínas de la superficie vírica son el punto débil donde actúa nuestro modelo de vacuna.

El objetivo clave de nuestro modelo de vacuna Q-ACOVID19®, es impedir que el coronavirus alcance el interior de las células diana ACE2. Si el coronavirus no puede introducirse en la célula no puede replicar su RNA y no puede sintetizar más proteínas víricas y de ese modo la infección no se puede realizar.

La vacuna está diseñada mediante dendrímeros a los que se les ha unido en los extremos de sus ramificaciones moléculas del grupo sulfonato y de ácido siálico con capacidad de unirse a los puntos de anclaje de las células ACE2 y a los puntos de anclaje del coronavirus. De esta manera el coronavirus en vez de unirse a las células humanas se unirá a los dendrímeros y al no poder entrar a nivel celular perderá la capacidad de poder replicarse e infectar a nuevas células humanas.

Este concepto de vacuna tiene las ventajas de ser una vacuna sintética recombinante creada mediante bioingeniería y por lo tanto con menos problemas de reacciones adversas al no usar virus atenuados. Este nuevo concepto de vacuna emplea el principio similar al de los anticuerpos IgG específicos contra el coronavirus, pero con la ventaja adicional de que un anticuerpo IgG dispone únicamente de dos puntos de unión, mientras que nuestro modelo de dendrímero presenta decenas de puntos de unión al coronavirus. Además, estos dendrímeros llevan incorporados nanotubos de carbono capaces de transportar moléculas NONOatos generadoras de óxido nítrico para combatir la infección.

También estos dendrímeros en los nanotubos de carbono llevan incorporado un inhibidor de la serina proteasa de la superficie celular humana, la TMPRSS2 (Transmembrane protease, serine 2). Esta TMPRSS2, junto con otras proteasas como la catepsina L, la tripsina, la elastasa, la TMPRSS1, la hipoxantina-aminopeptina-timidina (HAT), juega un papel crítico en el proceso de la entrada del coronavirus a las células humanas. La TMPRSS2 es la que activa las proteínas S1 y S2 del coronavirus que nos ocupa, siendo estas proteasas un prerrequisito fundamental para la fusión de las membranas virales a las células humanas.

La vacuna lleva incorporado en sus dendrímeros y nanotubos un inhibidor de la TMPRSS2, como el clorhidrato de benzamidina, la leupeptina, el inhibidor de la catepsina L III, la citocalasina D, o el mesilato de camostato. En nuestro desarrollo nos inclinamos inicialmente más por el mesilato de camostato que ya ha probado su eficacia previamente inhibiendo la entrada a nivel celular del coronavirus SARS-CoV-1 similar genómicamente al actual SARS-CoV-2.

¿Estamos preparados a nivel de Sistema Nacional de Salud para poder combatir una epidemia de este tipo?

Claramente hemos visto que no. Nuestro Estado del Bienestar, concepto político que tiene que ver con la forma de gobierno en la cual el Estado, se preocupa por el bienestar de todos sus ciudadanos, vemos que en este momento y con este gobierno es deficiente e inestable. En esta crisis hemos podido comprobar que realmente el Estado de Bienestar en materia sanitaria de España es bastante deficitario.

Tenemos unos grandes profesionales sanitarios muy bien capacitados y preparados gracias al desarrollo de formación del programa MIR. Asimismo, afortunadamente tenemos unos grandes profesionales dentro de nuestras Fuerzas Armadas y de Seguridad del Estado, y esto es realmente, incluso a expensas de su salud y de sus vidas, lo que nos ha salvado evitando una catástrofe humanitaria de dimensiones incluso más grandes.

Pero España no apuesta por la industria, ni por la tecnología, ni por la investigación científica. Si ya antes de la crisis éramos un país que vivía del sector servicios y de la construcción, tras el estallido de crisis de la burbuja inmobiliaria de 2008, el poco empleo que se creó en España ha sido y es en el sector servicios, y además a tiempo parcial y temporal. Según un informe elaborado por la agencia de empleo Randstad a partir de los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), tres de cada cuatro profesionales que trabajan en España lo hacen en el sector servicios.

España con 47 millones de habitantes tiene solamente 9,7 camas de UCI por 100.000 habitantes y Alemania con 83 millones de habitantes tiene 3 veces más, es decir 29,2 camas de UCI por 100.000 habitantes. En España con 47 millones de habitantes tenemos, según parece ser, más de 400.000 políticos en puestos y organismos oficiales. En Alemania con casi el doble de habitantes (83 millones) tienen tan solo 155.000. Según varios informes, uno de ellos de RANKIA, España se consolida como el país con más políticos de toda la Unión Europea, diputados, senadores, alcaldes, concejales, miembros de los parlamentos autonómicos o de las diputaciones provinciales, de las mancomunidades, de las empresas públicas. Más cargos políticos que médicos, policías y bomberos juntos.

Según datos del Ministerio de Sanidad, ejercen en España un total de 178.600 médicos tanto en el sector público como en el privado, lo que supone, una tasa de 3,8 profesionales por cada 1.000 habitantes. La cifra de facultativos sitúa a España en el noveno puesto de Europa en el “ratio” por cada mil habitantes. En lo que refiere al personal de enfermería, España con 245.533 personales de enfermería, es el sexto país de Europa, eso sí, empezando por la cola, con menos profesionales de enfermería por cada mil habitantes, concretamente 5.3 por millón de habitantes. Y en cuanto a camas hospitalarias mientras el entorno europeo tiene una tasa de 5,1 camas por cada 1.000 habitantes, España dispone de tres camas por 1.000 habitantes.

Otro dato importante, es en investigación. En 2018, España invirtió el 1.24% de su PIB en investigación interna y comparativamente Alemania el 3.13% de su PIB. Esto en cifras absolutas supone que España invirtió 14.907 millones y Alemania 104.678 millones, siete veces más que España, siendo el PIB en Alemania (2018) de 3.344.370M.€, con un PIB per cápita de 40.340 euros y en España de 1.202.193M.€, con un PIB per cápita de 25.730 euros.

Las diferencias son abismales y están claras. También son abismales las cifras de mortalidad por el coronavirus. Alemania con 83 millones de habitantes tiene 8.867 muertes oficialmente registradas, lo que supone 106 muertes por millón de población y España con 47 millones de habitantes, prácticamente la mitad de población que Alemania tiene 27.136 muertes oficialmente registradas, lo que supone 580 muertes por millón de población (5 veces más de casos).

Mis conclusiones y el mensaje son claros, nos sobran políticos por todas partes y carecemos de otros recursos humanos y estructurales mucho más útiles y necesarios.

Espero que esta crisis derivada de la pandemia del coronavirus nos abra los ojos hacia nuestras realidades. Ni tenemos las infraestructuras adecuadas para poder afrontar otra pandemia como ésta, ni nuestros gobernantes están mínimamente preparados y capacitados, a nivel de conocimientos, capacidad de gestión y credibilidad ciudadana, y no estamos a nivel de recursos a la altura de las circunstancias que se requieren para combatir con éxito una nueva potencial pandemia que origine una crisis de Estado como ésta.

Para finalizar, como experto y catedrático en Gestión Sanitaria y director del Departamento de Ciencias de la Salud de la Universidad UDIMA, ¿Cuál es la planificación estratégica más adecuada para vencer a este coronavirus y poder acabar con la epidemia?

Actuar con sentido común y mirar la poca experiencia acumulada. Aprender de la eficacia estratégica inicial de China y Corea del Sur por ejemplo e imitarlos. Hay que realizar estudios estadísticos fiables, es necesario realizar desde el inicio de la epidemia estudios masivos de la población mediante pruebas con la técnica molecular del RT-PCR (reacción en cadena de la polimerasa), test en los que se detectan fragmentos del material genético del virus. Hay que realizar también, determinaciones inmunológicas en sangre, para valorar la presencia o ausencia de inmunoglobulinas como la IgG e IgM encaminadas a poder descubrir la verdadera afectación de la pandemia en la población, siendo estas determinaciones cruciales para poder lograr el control y remisión de la enfermedad.

Solo con este análisis de detección de anticuerpos de forma masiva en la población, se podrá saber realmente cuánta gente ha estado en realidad en contacto con el virus. Se podrá saber en caso de presencia de anticuerpos IgG y ausencia de anticuerpos IgM, que personas están realmente protegidas e inmunizadas, pudiendo estas entonces incorporarse tranquilamente en la cadena productiva empresarial y de esa manera poder ir iniciando y reactivando paulatinamente la actividad productiva económica e industrial, en estos momentos prácticamente en muchos sectores paralizada.

Es necesario desde el primer momento conocer el índice reproductivo básico (R0) de la enfermedad provocada por el coronavirus. La clave para frenar un brote es reducir el ritmo al que crecen los casos. Es lo que consiguieron en China, donde las infecciones dejaron de crecer exponencialmente a mediados de febrero, con la cuarentena y las medidas de distanciamiento.

La gestión por parte de este Gobierno que tenemos de retales de saldo, en el manejo de esta epidemia provocada por el coronavirus en España, la califico de absolutamente nefasta e irresponsable (por no usar otros calificativos más graves). Realmente no ha habido gestión, sino todo lo contrario, una total improvisación, con un descontrol total y una falta de previsión y de planificación estratégica, demostrando que es un gobierno incapaz e incompetente para manejar no ésta, si no cualquier otra crisis, sea o no sanitaria.

Han cometido graves errores en materia epidemiológica de principiantes al no plantear desde el primer momento escenarios desfavorables. Ha existido un descontrol total, una falta de previsión y una nula gestión en temas imprescindibles como son la compra de material de protección sanitario, en el manejo, optimización y gestión de los recursos hospitalarios públicos y privados, con necesidad de camas de UCI en los hospitales públicos y por otro lado disponibilidad de multitud de camas de UCI en el sector privado, cuando el Sistema Sanitario de un país lo componen todos los recursos sanitarios, tanto humanos como estructurales, públicos como privados.

Han demostrado ser un gobierno no preparado, ineficaz, inefectivo e ineficiente en el manejo de esta crisis sanitaria, mostrando además un gran desprecio ante la salud de los ciudadanos y una falta de respeto hacia los profesionales sanitarios y fuerzas de seguridad del Estado, con además desprecio ante el sector privado. El Gobierno de España se ha mostrado irresponsable y falto de credibilidad, mintiendo en cuanto a la provisión del material suficiente y necesario.

Aún, hoy seguimos sin poder realizar pruebas masivas de detección tanto a nivel molecular como serológicas, para poder saber exactamente el número de contagiados y conocer la prevalencia e inmunidad de la población, e incluso llegando en su momento a desaconsejar el Ministerio de Sanidad de España, el realizar esas pruebas de forma generalizada, requisando el material privado. Ha existido una nula gestión preventiva y una nula planificación estratégica y no se han escuchado las advertencias y recomendaciones de los organismos competentes internacionales acreditados.

De acuerdo, al índice GRID (Índice de Respuesta Global a las Enfermedades Infecciosas), que evalúa la respuesta de los países a la pandemia en función de varios parámetros como el liderazgo, la eficiencia de sus gobiernos, el nivel de transparencia en la información, así como la calidad de los datos, y de cómo está preparado el Sistema Sanitario del país para hacer frente a la batalla ante una epidemia, teniendo en consideración el número de fallecidos, el número de contagiados, el número de test realizados así como la transparencia en la información de los datos, sitúa a España en el puesto 94, el último lugar del ranking.

España, es el quinto país del mundo en número total de contagios por millón de habitantes con 580 casos, teniendo el deshonor de ser el país con “mayor ratio del mundo” de contagios entre el personal sanitario, más de 43.000 contagios, lo que representa casi el 20% de los contagios de todo el país.

Otro dato muy preocupante es el de muertes por millón de habitantes, donde España con 290.685 casos diagnosticados oficialmente, tiene 27.136 casos de mortalidad oficialmente reportada, lo que supone 580 casos/ millón de habitantes, estando muy lejos por ejemplo de los 187.423 casos y 8.867 muertos de Alemania o los 36.463 casos y 1.512 muertos de Portugal, estando este país en la misma Península sin prácticamente fronteras naturales.

España, con 27.136 personas fallecidas oficialmente registradas, es de los países con mayor mortalidad reportada por millón de habitantes (580 casos), y eso como digo a pesar de la falsedad en las estadísticas, al no cuadrar las cuentas respecto al total de personas que han perdido la vida según los registros civiles.

Es impresentable que el Gobierno de España sigue falseando los datos y ocultando a sus muertos, contabilizando solamente los fallecidos que han dado positivo en los hospitales, sin incluir en estos datos a los miles de personas que han perdido la vida en las residencias de ancianos, más de 17.000, ni los que han muerto en sus domicilios o en la calle, por lo que es previsible que la mortalidad global supere las 50.000 personas, y el número de afectados supere con creces el millón de habitantes.

España, de acuerdo, al registro de la red EuroMOMO, tiene una desviación de mortalidad no solo muy superior a la media de Europa, sino que presenta el doble de desviación de mortalidad en valores relativos respecto a países como Italia, Francia, Reino Unido u Holanda

El Gobierno de España literalmente no ha hecho nada eficaz en el manejo de esta epidemia, al contrario, ha desoído los informes oficiales, ha desprotegido a nuestros sanitarios y a las fuerzas de seguridad del Estado, ha abandonado a nuestros ancianos, ha comprado mal y tarde algunos de los recursos sanitarios necesarios y lo que es aún peor ha “escondido a los muertos” y ha falseado datos tan importantes en una epidemia, como la mortalidad global ocasionada. Hay países como Corea del Sur, Singapur, Nueva Zelanda y Australia por ejemplo y como Portugal y Alemania en nuestro entorno más cercano europeo, que sí lograron prever las terribles dimensiones de esta epidemia generalizada e hicieron caso a las advertencias de los Organismos competentes oficiales mundiales en materia de salud y si se prepararon para gestionar de manera efectiva el caso.

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