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Digitalización: Más que una moda, una filosofía de empresa

De un tiempo a esta parte nos hemos convertido en una nueva versión de nosotros mismos, una versión digital que se mueve con la cabeza gacha y los ojos puestos en nuestros smartphones, consultando las actualizaciones en los estados de nuestras redes sociales y accediendo a aplicaciones que nos permitan ser más productivos, llevar un control más exhaustivo de nuestras finanzas, conocer a nuevas personas que incorporar a nuestras vidas, asegurar la diversión en nuestros momentos de ocio, jugar… ¡entre otras muchas cosas!

El futuro es digital, dicen muchos. Otros tantos ponen el matiz temporal en el presente y todos coinciden en que la revolución tecnológica, a la que nos vemos abocados, cambiará la forma en la que trabajamos e interaccionamos con personas y máquinas.

¡La era digital ha llegado! Y más que a oportunidades, que obviamente las hay, a mí me suena a amenaza, y creo que no soy el único. A las empresas, por lo que puedo ver y oír, les supone un alto nivel de estrés. ¿Para qué digitalizarnos? Se repiten una y otra vez como un mantra, tratando de responder con argumentos que les permitan adaptarse correctamente a los retos que les plantea el momento actual. ¡No se trata de incorporar nuevas herramientas! Es otra de las máximas que los responsables tecnológicos de las empresas quieren que cale en los Comités de Dirección y en los Equipos de profesionales.

Esto no va de herramientas, va de cultura. Una cultura que, de manera, transversal, debe ir impregnando todos los estratos de las organizaciones para que el proceso de digitalización acabe triunfando sobre lo analógico. O sea que el triunfo va de lo capaces que seamos de convertir nuestros objetivos corporativos en el ámbito digital, en una filosofía que nuestros colaboradores quieran abrazar para, de manera natural, acabar incorporándolo en el día a día.

Y, llegados a este punto, la mejor área capaz de liderar este proceso para que llegue a buen puerto no es el Área de IT, ni ninguna área de negocio. Esto va de personas. Y si va de personas, entonces, la mejor área, la que va a poder dirigir a toda la organización hacia el objetivo de la cultura de la digitalización no es otra que el Área de Recursos Humanos. ¡Está claro!

Personas, cultura, filosofía… las personas en el centro de todas las decisiones. Solo con una visión basada en el cliente-centrismo (customercentrism) seremos capaces de ofrecer la solución que mejor se adapte a las necesidades de nuestro entramado organizativo. No hay una solución única para la digitalización pero sí que hay unas preguntas que debemos ser capaces de resolver en nuestro periplo por el cambio:

¿Para qué? Es la primera de las cuestiones a resolver. Los objetivos deben estar claros y alineados con la más alta Dirección de la organización ya que es una decisión de empresa, de toda la empresa.

Análisis de la plantilla. Datos como el número de empleados, la seniority, la distribución por género, los perfiles laborales… con el objetivo de adaptar nuestro lenguaje al de las personas que tenemos en nuestro Equipo.

Brecha generacional. ¿Cuántas generaciones conviven en la organización? Este apartado merece un artículo completo aunque podemos empezar diciendo que esta circunstancia que, en principio, puede parecer una amenaza, se puede convertir en la oportunidad perfecta para que millennials, generación Z, X e incluso baby-boomers puedan interaccionar compartiendo conocimiento, best practices y un montón de sinergias para hacer realidad el cascadeo de esta cultura digital.

Dispersión geográfica. ¿Cuántos centros tenemos repartidos por el territorio? ¿Cómo nos interesa conectarlos? ¿Cómo podemos hacer que hablen entre ellos, que compartan sus proyectos y experiencias? ¿Cómo podemos ser, en definitiva, más eficientes?

Hábitos de consumo digital. ¿Cómo interaccionan nuestros empleados con las herramientas digitales? Hay una afirmación que nos puede llevar a hacer fortuna en esto de la digitalización. Es una máxima que se cumple siempre. Somos más digitales fuera de las empresas que dentro de las mismas. Y esto es porque nuestra adaptación a las nuevas maneras de hacer las cosas en el ámbito digital privado, se produce de manera natural a partir de nuestras propias motivaciones. Por ejemplo, si decido aprender inglés a través de una app para el móvil, es porque existe en mí la motivación de aprender inglés a distancia. La motivación es el vehículo más poderoso para lograr cualquier objetivo y, como organización, SIEMPRE necesitaremos a los más motivados para propiciar el cambio organizacional que estamos buscando.

Motivaciones del Equipo. Este apartado está vinculado al anterior y es importante entender que, como organización, debemos ser capaces de establecer mecanismos que nos permitan identificar a los más motivados. A aquellos a los que les gusta compartir conocimiento, a los que les motiva acompañar a otras personas en sus procesos de adaptación y cambio, a los que se les da bien influir sobre los demás… En cualquier caso, un proceso de implantación y/o cambio cultural necesita de influencers corporativos para poder trasladar los mensajes claves que la empresa quiere transmitir a las personas de su Equipo, ¡con éxito!

Después de la fase de auditoría en la que conoceremos nuestro punto de partida, diseñaremos un plan estratégico digital ad hoc, lo implementaremos y evaluaremos para identificar si ha tenido éxito o no pero… todo esto que es muy importante, queda en un segundo plano si no somos capaces de poner a las personas en el centro de todas las decisiones que tomemos como organización. Por este motivo, es tan importante contar con el Departamento de Recursos en un proyecto tan clave como lo es este de la digitalización. ¡Atrévete a generar sinergias con el Área de Personas por excelencia!

Ya que hemos hablado de personas, de cultura, de filosofía empresarial y valores, me gustaría acabar con una frase que uso mucho en mis sesiones de comunicación y que pronunció el actor norteamericano John Ratzenberger:

“Encuentra personas con tus mismos valores y conquistaréis juntos el mundo”.

Hasta donde yo sé, digitalizar una organización es más fácil que conquistar el mundo o sea que… ¡A digitalizar se ha dicho!

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