Por Redacción - Mayo 10, 2023
El ecosistema de emprendimiento juvenil de España reclama una estrategia específica para su fomento y apoyo, así como simplificar la normativa para facilitar la creación de empresas por jóvenes, según los resultados de la ‘Evaluación del ecosistema de apoyo al emprendimiento inclusivo juvenil en España', elaborado por Youth Business Spain, que cuenta con la colaboración del Observatorio del Emprendimiento de España (Red GEM España) y está cofinanciado por el Ministerio de Trabajo y Economía Social.
Esta evaluación se ha realizado a través de la herramienta ‘Better Entrepreneurship Policy’ desarrollada por la Comisión Europea y la OCDE y refleja una valoración crítica del desarrollo, inversión y articulación del ecosistema como han coincidido las 60 entidades, organismos e instituciones de ámbito nacional, autonómico y local de España que han participado en ella, como el Instituto de la Juventud (INJUVE), la oficina del Alto comisionado España Nación Emprendedora, la EOI, la Comunidad de Madrid, el Gobierno de Aragón, la Junta de Castilla y León, el Gobierno de Castilla-La Mancha, los ayuntamientos de Barcelona, Málaga, Santa Cruz de Tenerife o Zaragoza, así como la Universidad del País Vasco, la Universidad de Cádiz, la Universidad de La Laguna, Málaga o Granada, entre otras.
Sara Simón, Directora General de Youth Business Spain, ha destacado durante la presentación del informe que “hace un año iniciamos este proyecto con el objetivo de evaluar el ecosistema de emprendimiento inclusivo para los jóvenes en España y doce meses después presentamos soluciones concretas y efectivas que puedan mejorarlo, a través de un decálogo en el que se promueve el fomento del espíritu emprendedor en edades más tempranas, desarrollar el orgullo emprendedor entre los jóvenes o apoyar las iniciativas para mentorización de jóvenes en sus itinerarios emprendedores, entre otras”.
Los resultados y valoraciones de los expertos evidencian una insatisfacción con el sistema actual y se demanda una mejora que fomente la cultura del emprendimiento, los valores y los canales para dar a conocer las diferentes iniciativas. Así, se constata un déficit en el análisis pormenorizado de las necesidades de las personas jóvenes emprendedoras -tanto de los potenciales como de los nacientes-, que se considera un paso previo imprescindible para poder diseñar con garantías nuevos programas de fomento y apoyo para este colectivo.
Esta evaluación arroja también una falta de coordinación entre los diferentes agentes y programas del ecosistema de apoyo al emprendimiento juvenil inclusivo y reclama mejorar la articulación del trabajo entre entidades y colectivos en este ámbito. A pesar del creciente número de programas centrados en emprendimiento juvenil en nuestro país, los expertos consultados consideran que la oferta global todavía no cubre las necesidades de las distintas tipologías de jóvenes, especialmente las de los más vulnerables, mientras en algunas regiones existe una oferta muy variada y diversa.
Guzmán García González, de la Dirección General del Trabajo Autónomo, de la Economía Social y RSE del Ministerio de Trabajo y Economía Social, quien ha inaugurado el encuentro, ha indicado que “la tasa de emprendimiento juvenil europeo sigue estancada a niveles de hace 20 años y es necesario reconducir las políticas que impulsen su desarrollo. Estamos en un momento apasionante para impulsar el emprendimiento colectivo entre los más jóvenes. Para ello es necesario que seamos disruptivos, fomentar la colaboración público-privada, desarrollar su dimensión local, que la educación emprendedora se integre en las escuelas, medir su impacto o conocer las necesidades reales de los más jóvenes”.
García González ha puesto como ejemplo de emprendimiento colectivo, la colaboración público-privada que ha hecho posible la presentación de esta evaluación del ecosistema de apoyo al emprendimiento inclusivo juvenil en España.
Por su parte, Ana Fernández, presidenta del Observatorio de Emprendimiento de España (Red GEM España), ha hecho hincapié en la necesidad como país de “desarrollar una estrategia nacional de largo alcance para el desarrollo del emprendimiento juvenil inclusivo. Si queremos que sea estratégica se tienen que incorporar al debate para su construcción las administraciones públicas, las empresas y las universidades, pero también las escuelas con el objetivo de implementar un mecanismo de coordinación y cooperación entre los diferentes actores para adaptarla a las necesidades de los jóvenes”.
Durante el encuentro Youth Business Spain ha presentado también #SomosEconomía, la campaña con la que se quiere trasladar a la sociedad la importancia que tienen los jóvenes emprendedores y los pequeños negocios para la economía, que en la mayoría de las ocasiones se impulsan desde el autoempleo y el microemprendimiento, en un país en el que el 99,9% del tejido empresarial lo componen pequeñas y medianas empresas, que suponen el 65% del PIB y generan el 75% de los puestos de trabajo. De los casi 3 millones de pymes, el 99% son microempresas y autónomos.
Esta iniciativa destaca la labor de Youth Business Spain desde su fundación en 2013. Una década en la que ha ayudado a generar más de 3.000 negocios creados por microemprendedores con una tasa de supervivencia del 87% tras los primeros cinco años. “Si no las cuidamos, si no las protegemos, la economía no puede seguir adelante. Por eso, para nosotros, son pequeños-grandes negocios”, ha asegurado Luis García Deber, presidente de Youth Business Spain.
El encuentro ha finalizado con el coloquio ‘Retos para el emprendimiento juvenil’, en el que han participado Carlota Corzo, emprendedora, fundadora de ‘Lazzaro’; Elsa Arnaiz Chico, presidenta de ‘Talento para el futuro’, José Sanchez, responsable de Emprendimiento de la Universidad de Cádiz, Inma Ramos, directora de Gaztenpresa de ‘Laboral Kutxa’ y José Alberto Crespo Jareño, de la dirección de la División de Programas de INJUVE, donde se ha destacado la importancia de la educación en emprendimiento en edad temprana, la formación, el acceso a la financiación para el impulso a los proyectos y la necesidad de los aprendizajes que los emprendedores pueden compartir de sus fracasos.