Por Redacción - Mar 1, 2021
Los efectos de la crisis sanitaria en la mayoría de los países en estos dos primeros meses del año siguen siendo negativos, aunque algunos países, por efecto de la vacuna, ya han iniciado la senda de la recuperación. No es el caso de España ni de sus vecinos europeos donde todavía existen muchas restricciones a la movilidad y donde una parte de la actividad, fundamentalmente servicios de ocio, hostelería y turismo, permanecen cerrados o semicerrados, según el análisis que hace el Observatorio Financiero del Consejo General de Economistas.
De hecho, de los datos de actividad conocidos correspondientes al mes de enero de 2021, estos han sufrido un fuerte descenso con respecto al mismo mes del año anterior a consecuencia de la pandemia.
Por ejemplo, el gasto con tarjetas de crédito se ha reducido el 11% , el consumo de cemento el 19,2% y las ventas de automóviles el 51,5 %, por lo que se espera un comportamiento similar en el mes de febrero, aunque el índice PMI del sector manufacturero español de IHS Markit –que en enero se situó en 49,3 puntos, frente a los 51 puntos de diciembre, apuntando a una contracción de la actividad industrial–, en febrero se ha situado en 52.9, la cifra más alta desde julio de 2020.
Además, se atisba cierta recuperación en el mes de marzo, basada en un ligero optimismo por las expectativas de que las ayudas de los gobiernos central y autonómicos lleguen a las empresas.
Las medidas anunciadas el pasado día 24 de febrero por el presidente del Gobierno para empresas, pymes y trabajadores autónomos, dirigidas especialmente a los sectores del turismo y la hostelería –especialmente castigados por la pandemia y que venían solicitando en los últimos tiempos ayudas directas para evitar los cierres–, si bien está aún por definir qué carácter tendrán estas ayudas –si serán directas o por la vía del fortaleciendo de la solvencia– en cualquier caso crea expectativas en los sectores afectados.
En base a estas consideraciones, la previsión del Observatorio Financiero de la evolución de la economía en este trimestre dependerá de cómo se reactive la actividad en el mes de marzo. Por ello su estimación se sitúa en una horquilla entre el -0,1% y el 0,1%.
Considera que en los próximos trimestres, a medida que vaya ampliándose el porcentaje de población vacunada y el control del virus vaya ganando fuerza, las restricciones se irán reduciendo con una mejora de la actividad. Además, los fondos europeos se espera lleguen en el segundo semestre, en forma de ayudas directas, especialmente a proyectos de transformación digital y medio ambiente.
Por ello, se estima que el crecimiento del PIB, a final del año, se sitúe entre el 5,5% y 5,7%. Los economistas ven importante la colaboración público-privada para invertir en proyectos que puedan ser financiados con los fondos europeos, y que parte de estos fondos vayan destinados a pymes. A medio plazo es inevitable la reestructuración del sector productivo español, y puede ser una oportunidad hacerlo con la ayuda de los fondos europeos, señalan. Para 2022, con las debidas cautelas, se estima un crecimiento de 5,2%
Europa mantiene férreas restricciones de movilidad, que afecta al comercio exterior español (las exportaciones han supuesto un 5,5 % del PIB frente al 12,5% del año anterior). Por ello, se espera que con la desescalada y los efectos de las ayudas de los fondos europeos, Alemania, Italia, Francia, y Reino Unido, fundamentalmente, se vayan recuperando con el efecto que supone para España, dado que son sus principales mercados, y sobre todo para el turismo, crucial para España, por los efectos que tiene en el sector servicios.
En 2020 se perdieron 65 millones de turistas. Sería deseable que en 2021 se recuperen al menos la mitad para que el sector se mantenga y no sufra daños irreparables. Para ello, es necesario que en los países de origen y en España el nivel de vacunación sea alto ya que, en caso contrario, los turistas se podrían trasladar a otros destinos.
Las ayudas anunciadas recientemente por el Gobierno, así como las que ya se han puesto en marcha desde el inicio de la pandemia (préstamos y avales ICO, ERTEs, Fondo gestionado por SEPI, así como otras ayudas de comunidades autónomas) han hecho que la deuda pública se haya elevado.
El año 2020 cerró en un 117,08% sobre el PIB frente al 95,5% de 2019, y en opinión de los economistas, en 2021 se situará en torno al 119%-121%. Dadas las circunstancias, se está produciendo cierta flexibilidad en el incremento de la deuda pública, incluso en la zona euro, que se ha situado en el 97,3 %, por lo que aún hay capacidad de aumento.
Los tipos de interés, recuerdan, están actualmente muy bajos, pero, aunque ahora pueda no ser el momento, habría que introducir mecanismos de control porque con estos niveles de deuda, si suben los tipos de interés, puede afectar muy negativamente a las cuentas públicas, ya resentidas con un déficit estimado en 2020 del 11,2%.
Además, hay que tener en cuenta que los ERTEs han aumentado de 750.000 a 1,2 millones de personas. Se teme que gran parte de estos trabajadores acogidos a ERTEs finalmente acaben en desempleados, lo que hará incrementar aún más el gasto público. Su estimación es que en 2021 en paro se sitúe en el 17,4%.
En este primer trimestre, por tanto, las previsiones son muy inciertas, aunque se atisba un "cierto optimismo" para los meses siguientes. En Estados Unidos, las ayudas del gobierno (1,9 billones de dólares) han actuado como un revulsivo para su economía. De hecho el diferencial entre el bono a 2 años y el bono a 10 y 30 años se ha incrementado en febrero y, aunque surge la preocupación por la inflación, se cree que ese incremento se debe a que los mercados están descontando la recuperación de la economía americana.