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Una máquina del tiempo llamada COVID

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Si tuviéramos la oportunidad de viajar en el tiempo con la excusa de visualizar los efectos de la pandemia a nivel económico en el corto-medio plazo, podríamos observar algunos datos relativos a nuestra economía que, comparativamente, se parecen demasiado a los años más duros de las últimas crisis económica que hemos sufrido. ¿Subes a la máquina del tiempo?

Introduciendo coordenadas. Año: 2020. Destino: España. Situación: Incertidumbre y anestesia social y económica generalizada.

La pandemia de COVID-19 en nuestro país es una trituradora de récords negativos en materia económica para España. Datos relativos al número de ocupados, desocupados, tasa de paro… Cualquier dato nos retrotrae a épocas pasadas y, sobre todo, nos aboca a pensar en un futuro incierto que, seguramente, acrecentará las dificultades por las que ya pasan millones de ciudadanos de nuestro país. Por el momento, la anestesia aplicada en forma de ayudas económicas, mantiene al país en un estado catatónico del que no sabemos con certeza cuándo empezaremos a salir.

Mucho se ha hablado de los diferentes escenarios de recuperación posibles pero, por el momento, a los más de 3,3 millones de parados en las listas del SEPE debemos sumar los más de 800 mil profesionales afectados por una suspensión temporal de empleo, debido a los efectos devastadores de la COVID.

La suma de parados y afectados por un ERTE nos llevaría a superar, de nuevo, el registro psicológico de los 4 millones de desempleados. Una cifra que, combinada con las más de 90.000 empresas que, en 2020, han tenido que cesar de manera definitiva su actividad, nos lleva a pensar que el futuro post-COVID no es tan alentador como nos pueden prometer nuestros representantes. Las perspectivas no parecen ser buenas ni a nivel económico, ni a nivel social.

Introduciendo coordenadas. Año: 2016. Destino: España. Situación: Saliendo de la crisis financiera iniciada en 2008.

Si se cumpliera el peor de los escenarios posible, el que llevaría a la totalidad de personas afectadas por un ERTE a una situación de desempleo indefinida, estaríamos en disposición de viajar en el tiempo al último semestre del año 2016 y primer trimestre de 2017. A pesar de esto, la tendencia de estos años invitaba al optimismo debido a la recuperación que, como país, estábamos experimentando tras más de 6 años de profunda crisis económica con picos de más del 25% de paro. Una situación insostenible que… ¿podría repetirse en los próximos dos años?

Las de 2016 son cifras que, a pesar de tener sabor a recuperación, nos llevan a tasas de desempleo cercanas al 18%. Cifras que conectan directamente con el inicio de una de las peores crisis económicas de nuestra historia contemporánea, la que empezaba a sacudir las economías mundiales a partir del año 2008. Hoy podríamos estar iniciando una etapa tan complicada como la que empezábamos a superar pocos años antes.

Introduciendo coordenadas. Año: 2008. Destino: España. Situación: Quiebra financiera.

En el mes de septiembre de 2008, se producía una de las quiebras más sonadas de la historia económica reciente. El banco Lehman Brothers, se declaraba en quiebra tras haber perdido a la mayoría de sus clientes y después de haber visto como sus activos se devaluaban en las principales agencias de rating de todo el mundo.

El efecto dominó tras la caída del banco norteamericano, provocó un tsunami de magnitudes extraordinarias en todo el planeta y, claro, nuestro país no fue una excepción, al contrario, se convirtió en uno de los más afectados a nivel global. En España, además, el negacionismo institucional de la crisis nos llevó a perder unos meses preciosos para aplicar las medidas correctoras que otros países pusieron en marcha con mayor celeridad.

El sector más afectado por la crisis iniciada en el año 2008, en nuestro país, fue el de la construcción. Un sector que, años antes, había experimentado un boom económico muy intenso y que llegó a perder más de 61.000 millones de su aportación al PIB. En la actualidad, el sector apenas se ha recuperado y vive con incertidumbre la crisis actual. Su evolución dependerá de cuánto tiempo se extienda esta nueva situación de crisis provocada por el coronavirus. De momento, los primeros datos apuntan a una contención en los precios de venta. Deberemos permanecer atentos a la evolución del precio por metro cuadrado que, en el momento actual, se sitúa en torno a los 1.800€/m2 de media estatal.

Por otro lado, uno de los sectores que menos sufrió la crisis de 2008 en España fue el del sector Servicios. Este sector que ya representa más del 70% de la economía española, paradójicamente, es el que más está sufriendo la crisis actual provocada por la pandemia. Hoteles con una ocupación bajo mínimos, restaurantes, hoteles y cafeterías con graves restricciones en su actividad, comercios minoristas que acarrean pérdidas tras el confinamiento y consumidores que, en muchos casos, han dejado de acudir a estos establecimientos bien por miedo a contraer el virus, bien porque su situación económica les impide destinar una parte de sus ingresos a actividades de ocio y consumo. En cualquier caso, se prevé una situación muy complicada para un subsector económico, el del comercio, el transporte y la hostelería, tres pilares de nuestra economía en horas bajas que necesitan, de manera urgente, medidas que incentiven una recuperación que será lenta y difícil.

Una reestructuración del sector será imprescindible para afrontar la recuperación y, sobre todo, para asegurar un crecimiento sostenible y diversificado. Atrás quedan los modelos “all in” apalancados, principalmente, en el turismo de baja calidad.

Introduciendo coordenadas. Años: 2001-2007. Destino: España. Situación: El milagro económico español.

Tan solo un año antes, en 2007, España alcanzaba una de las cifras de paro más bajas de su historia (8,6%) y se ponía fin a un lustro de crecimiento económico apalancado en el sector de la construcción. Un boom que terminaba con la crisis del sector financiero que describíamos anteriormente.

Visto en perspectiva, este es un periodo equiparable a un oasis en medio de dos periodos de fuertes altibajos económicos. La primera de ellas, la que precede a esta situación de bonanza, nos lleva a los años noventa y a la España postolímpica. Lo mejor: España era posicionada en el mapa internacional gracias al éxito de eventos como los JJ.OO de Barcelona, la Expo Universal de Sevilla o la capitalidad cultural europea de Madrid. El desenlace del éxito en la organización de estos eventos ya lo sabemos: la travesía por el desierto económico con cifras de paro que superan el 20%.

Introduciendo coordenadas. Año: 1993. Destino: España. Situación: Y ahora… ¿qué?

Tras la euforia del año 1992, año en el que si sucedía algo en el mundo, sucedía en España, llegó la depresión. Los dos primeros años de la década de los 90, habían empezado con cifras de desocupación muy similares a las actuales. En los años 90 y 91 la tasa de paro alcanzó el 16% y, ya en el año 92, los datos se disparan alcanzando el pico de parados en los años 93 y 94, con una tasa del 24% aproximadamente. A partir del año 95, se inicia el descenso que nos llevará, como veíamos anteriormente, al periodo 2001-2007.

Este periodo de crisis que empieza con el estallido de la burbuja inmobiliaria en Japón, tardó en llegar a España debido a las fuertes inversiones, en materia de obras públicas, que se destinaron a los eventos culturales y deportivos de Barcelona, Madrid y Sevilla y a la construcción de grandes infraestructuras de transportes como, por ejemplo, el AVE Madrid-Sevilla. Cuando todo esto terminó, el sueño que nos había mantenido en mejores condiciones que otros países del mundo, se convirtió en pesadilla.

Introduciendo coordenadas. Año: 2020. Destino: España. Situación: 10 años atrás.

En este viaje hemos visto como en otros periodos de nuestra historia hemos sufrido situaciones muy complicadas a nivel económico. Las crisis se han sucedido de manera cíclica y, en nuestro país, esto es sinónimo de cifras de paro muy elevadas.

La crisis provocada por la COVID-19 en España ha impactado, de manera muy negativa, en nuestro Producto Interior Bruto (PIB). En el tercer trimestre de 2020, el PIB ha retrocedido más de un 20%. Para encontrar cifras negativas en la evolución de nuestro PIB, tenemos que trasladarnos al periodo 2009-2013, siendo la cifra más negativa la correspondiente al año 2009 (-3,8%). Una cifra que, ni de lejos, puede equipararse a la actual más propia de una situación de guerra.

La COVID-19 nos ha devuelto a la casilla de salida, de golpe retrocedemos diez años en nuestro desarrollo económico pero con un agravante; la delicada situación económica y financiera de muchas familias. Llueve sobre mojado.

Por ello, para poder volver a la senda de la recuperación y el crecimiento económico en nuestro país, una vez derrotado el virus, deberemos apalancarnos en 5 ideas fuerza:

Aumento de la inversión en investigación y desarrollo e innovación.

Impulsar la transformación digital de la sociedad para ser más eficientes.

Desarrollar políticas de productividad sostenible.

Reformular nuestra oferta de turismo extranjero.

Diferenciarnos de nuestros competidores a través de la calidad de nuestro modelo productivo.

Para poder convertirlo en realidad, será necesario un gran pacto de Estado que priorice:

La inversión en educación.

Poner las herramientas tecnológicas digitales al alcance de toda la sociedad.

Favorecer que las organizaciones inviertan en I+D+i para producir de manera más moderna, eficiente y sostenible.

Facilitar y simplificar el proceso de creación de nuevas empresas para fomentar el emprendimiento.

Flexibilizar las políticas de teletrabajo para que las organizaciones puedan acogerse a este modelo de trabajo, con el objetivo de reducir sus gastos estructurales.

Reducir la presión fiscal con el objetivo de permitir que las familias dispongan de más recursos económicos, para la compra/contratación de bienes y servicios y para destinarlo al ocio y la cultura.

Tender puentes entre “lo público” y “lo privado” que reviertan en la generación de un nuevo modelo de país más avanzado social, tecnológica y económicamente.

Seguro que no tenemos la receta mágica de la recuperación (ojalá) pero tampoco podemos permitirnos mantenernos inmóviles durante mucho tiempo. Hacer el ejercicio de revisitar escenarios similares, nos puede dar algunas claves para trazar el plan que necesitamos en estos momentos difíciles.

Y tú… ¿Qué harías para que España volviera a la senda del crecimiento tras la pandemia?

Di lo primero que se te pase por la cabeza… ¡nosotros podemos hacerlo!

#somosungranpaís

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