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Lo teníamos claro antes y, ahora, el periodo COVID nos lo ha certificado; la cohesión departamental y las relaciones interpersonales, en la oficina y más allá de sus fronteras, ayudan a lograr alcanzar las metas corporativas y a generar, de una manera más fácil, equipos de alto rendimiento. No hablamos simplemente de buen clima laboral, aunque es la antesala, hablamos de relaciones que trascienden lo puramente profesional.
Y, claro, aquí salen los del “yo al trabajo no vengo a hacer amigos”. ¡Seguro que no! No es el objetivo principal cuando acudimos al trabajo peeeeero… ¿qué pasa cuando con un compañero puedes hablar de más cosas que simplemente de trabajo? ¡Pura magia!
En circunstancias normales, las relaciones interpersonales en la oficina se desarrollan casi por inercia. El día a día y la presencialidad acaban derivando en buenas o mejorables relaciones. Este aspecto, el relacional, no es una cuestión baladí cuando se trata de generar equipos de alto rendimiento focalizados en la consecución de nuestros objetivos como organización.
Diversos estudios sobre el impacto de la felicidad en las empresas, resaltan el poder mágico que un buen ambiente laboral tiene sobre diferentes aspectos que afectan de manera directa sobre los resultados de las organizaciones. Así, los equipos felices suelen aumentar su productividad y eficiencia, reducir el absentismo y los accidentes laborales, aumentar el compromiso con la organización y los niveles de creatividad y energía… estos son algunos de los aspectos sobre los que muchos ya han vertido ríos de tinta en los últimos tiempos.
¿Qué pasa cuando las circunstancias coyunturales complican el normal desrrollo de las relaciones entre personas de un equipo? Durante el periodo COVID lo hemos podido comprobar. El trabajo a distancia ha potenciado aspectos relacionados con la conciliación laboral y familiar, y esto está muy bien, pero en otros casos ha dificultado la comunicación entre compañeros y, esta situación, ha podido incidir, de manera directa, en aspectos como los anteriormente descritos y, por ende, en el clima laboral de la organización. Y es que las situaciones complejas como la que estamos viviendo, nos ponen frente al espejo y señalan, sin piedad, cuáles son nuestros aspectos de mejora. ¡Debemos permanecer atentos!
Atentos para, sobre todo, poder aplicar los efectos correctores necesarios que nos permitan corregir aquellos aspectos que dinamitan el compromiso de nuestros empleados, con el proyecto común que representa la empresa. Lo podemos hacer a través de las siguientes acciones que se pueden llevar a cabo de manera on y offline:
REFUERZA LA COMUNICACIÓN CORPORATIVA Y DEPARTAMENTAL. Quizás, este, sea el aspecto con mayor oportunidad de mejora en cualquier organización. Si a ello le sumamos las condiciones en las que hemos tenido que trabajar en los últimos meses, el cóctel es explosivo y nos puede acabar estallando en la cara. En la era de la hiperconexión y de la hiperinformación, un gap en este aspecto concreto puede ocasionar una pérdida de vinculación con el Equipo y el proyecto común. Algo que no nos podemos permitir.
PROMUEVE ENTORNOS DE COMUNICACIÓN MÁS RELAJADOS. Reuniones para empezar el día o para acabarlo, afterworks de bienvenida al fin de semana, y otras jornadas, en las que el aspecto relacional sea el eje vertebrador de la acción. Se trata de mantener el contacto y seguir profundizando en los aspectos comunes de los integrantes del equipo.
INDAGA EN LAS MOTIVACIONES DE TUS COLABORADORES. Todos tenemos tareas y proyectos asignados a nuestras funciones. Es cierto. Y también es muy cierto que, a todos nosotros, nos motivan proyectos más allá de los que llevamos a cabo en nuestro día a día. Conocer estas motivaciones y saberlas conectar con las oportunidades que ofrece la organización, nos pueden ayudar a mantener el desarrollo y la implicación de las personas de nuestro equipo.
FOMENTA SESIONES PARA “REGALAR” Y RECIBIR FEEDBACK. Siguiendo unas reglas básicas como, por ejemplo, que sea constructivo, expresado desde la primera persona, sin generalizar, compartiendo puntos fuertes y aspectos de mejora a partes iguales, basados en la experiencia personal… ofrecer esta información nos ayuda a mejorar como equipo y genera confianza. La cultura del feedback es clave en una organización comprometida con la mejora continua de sus colaboradores.
OFRECE LA OPORTUNIDAD DE TRABAJAR CON PERSONAS Y ENTORNOS DIFERENTES. Un punto de vista diferente, una colaboración poco habitual o un entorno con el que no estamos familiarizados, nos permite salir de nuestra zona de confort propiciando que nuestro desarrollo profesional siga vivo. Además, es una excelente oportunidad para conocer a nuevos profesionales con los que interaccionar y, por qué no, empatizar en el futuro.
CREA ESPACIOS DE EMPRENDIMIENTO INTERNO E INNOVACIÓN. Este punto está íntimamente relacionado con la búsqueda de la excelencia y la mejora continua y, además, permite que los profesionales salgan de su día a día. Una excelente oportunidad, además, para fomentar la adquisición de nuevos conocimientos a través de la interacción con profesionales diferentes de nuestra organización.
CREA NUEVOS ROLES RELACIONADOS CON LA POSITIVIDAD. Embajadores del positivismo en la organización. Personas que irradian positividad y que se convierten en los perfectos anfitriones para acoger a las nuevas incorporaciones del Equipo, que son capaces de dar la vuelta a pensamientos y comentarios negativos, que consiguen motivar a sus compañeros con su sola presencia, que son abanderados de la cultura corporativa, la viven y la comparten… En definitiva, personas que hacen equipo y que son capaces de enganchar a otras personas.
EMPODERA A LOS PROFESIONALES. Fomentando el liderazgo que no requiere de un cargo, de un título que acredite la condición de líder. El liderazgo es una actitud y una competencia que debemos ser capaces de convertir en transversal en toda la organización. No debe ser coto privado de quienes ostentan un cargo de responsabilidad sino que debe impregnar a todos los estratos de la organización. ¿Cómo podemos hacerlo? Generando espacios para comunicarnos de manera abierta, compartiendo la toma de decisiones, ofreciendo la visibilidad necesaria a los profesionales de la organización, fomentando la proactividad, permitiendo que los profesionales se equivoquen y vuelvan a intentarlo, premiando el ir más allá de lo que dice nuestra descripción del puesto de trabajo… ¡todo esto es liderazgo!
“DE BIEN NACIDOS ES SER AGRADECIDOS”. Lo dice el refrán y, además, a nivel organizacional son pura gasolina, energía con la que llenar el depósito de nuestros colaboradores. Un simple “gracias” nos puede ayudar a dar ese plus que necesitamos para finalizar un trabajo o para presentar un proyecto con éxito. ¡Es pura magia al alcance de todos nosotros! Combinado con un “disculpa” cuando sea conveniente, puede convertirse en una fórmula de eficiacia probada para el bienestar de las personas de nuestra organización.
Las acciones anteriormente descritas, nos ayudan a fortalecer aspectos esenciales como la confianza en uno mismo, el liderazgo, la creatividad, la tolerancia al error, la mejora continua, la visión positiva, la flexibilidad… aspectos que durante el periodo COVID hemos advertido como muy importantes en nuestras organizaciones y que marcarán la diferencia en el futuro más inmediato.
Además, algunas de las medidas anteriores nos pueden ayudar a generar el caldo de cultivo idóneo para fomentar un mejor ambiente de trabajo en nuestras organizaciones. Como decíamos al principio de este artículo, el buen clima laboral es la antesala perfecta para permitir que las personas de una organización quieran profundizar en el conocimiento del otro. Y, esto, puede acabar derivando en la generación de equipos de alto rendimiento alineados en la consecución de los objetivos corporativos.
“El éxito no es la clave de la felicidad. La felicidad es la clave del éxito”, (Albert Schweitzer, médico y filósofo)