We Can Do It!

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En los últimos días, el Gobierno Nacional de Colombia, a través de la vicepresidenta de la República, Marta Lucía Ramírez, realizó el lanzamiento de una línea de crédito exclusiva para mujeres microempresarias que denominó Empresarias Empoderadas y que administrara el banco de segundo piso BANCOLDEX, entidad adscrita al Ministerio de Comercio, Industria y Turismo.

Esta iniciativa cuenta con un cupo de financiación de 100 mil millones de pesos colombianos, algo así como 30 millones de dólares americanos, que según la circular 002 del 28 de enero del año en curso, podrán ser utilizados en desembolsos de máximo 50 millones de pesos colombianos (un poco menos de 15 mil dólares americanos) y que podrán ser orientados a capital de trabajo e inversión para la modernización.

Y este programa de créditos no pudo ser más pertinente si se considera que la brecha de género también tiene presencia en materia financiera; un fenómeno global que en solo en el año 2017 significó que más de mil millones de mujeres se encontraran por fuera del sistema financiero (Global Findex 2017), acarreando las consecuencias que esto representa al acceder a servicios informales de financiación, ausencia de mecanismos para el ahorro y la inversión, etc.

Colombia, por su parte, no ha sido ajena a esta realidad; a pesar que las mujeres son mejores pagadoras que los hombres (ver infografía), es evidente la brecha en los demás indicadores que presenta la Banca de las Oportunidades.

Elaboración propia

En hora para las mujeres de mi país, este puede ser uno de los logros de todo el movimiento de equidad de género. Cabe anotar que una de las metas del Gobierno Nacional, a través de BANCOLDEX es que al finalizar el 2020 el 45% del monto de créditos colocados vía todo el portafolio (entiéndase todas las líneas de crédito que administra esta entidad) sea a las mujeres.

Si bien este anuncio es un gran logro, aún queda mucho camino por recorrer en materia de inclusión financiera, hoy las mujeres son beneficiadas, pero se requiere con urgencia un enfoque diverso en acciones orientadas a democratizar los beneficios del sistema financiero local.

Hace unos días invité a Marco Jaramillo, CEO de la revista EgoCity, a mi clase de Aldea Global en CEIPA Business School para que compartiera con mis alumnos los desafíos de la diversidad en el ecosistema empresarial; él, un empresario activista de la comunidad LGBTI, nos sorprendió con cifras de la ONU, indicando que la exclusión de esta comunidad del aparato productivo podría costarle a una economía del tamaño de la India hasta 32 mil millones de dólares al año. Esta es una comunidad que como las mujeres también “puede hacerlo”.