Imagina que te encuentras en una zona industrial, relativamente decadente, de una población cercana a la ciudad de Barcelona. La imagen no promete ser demasiado idílica, pero incluso en los lugares más inesperados podemos encontrar los tesoros más bellos. Tesoros en forma de frase que son capaces de remover la conciencia y provocar profundas reflexiones que pueden arrojar luz a cualquier aspecto sobre el que teoricemos.
“La ilusión no da de comer pero alimenta”
Debido a que encontré esta frase en un entorno industrial, dirigiré mi reflexión en forma de artículo hacia el mercado laboral y la evolución que están experimentando los empleados y, como consecuencia, las empresas que, necesitadas de talento, libran una ardua batalla para contratarlos. Hace pocas semanas escribía sobre el nuevo perfil de empleado al que yo denominaba proempleado o proemployee. Una nueva hornada de profesionales que, más que pertenecer a una generación determinada, se diferencian del perfil tradicional por ser más proactivos, generadores de contenido dentro y fuera de su compañía, capaces de ejercer un liderazgo visible en los proyectos en los que participan, más allá del cargo que ostentan, flexibles y con mayor capacidad de adaptación a los cambios, de hecho son capaces de provocarlos y afrontan sus proyectos profesionales desde una óptica positiva que les permite convertir en oportunidades cualquier situación susceptible de mejora.
Estos proempleados o proemployees que, en gran medida, están formados por personas de la generación millennial viven de manera diferente su relación con el puesto de trabajo y la labor que desempeñan y, además, añaden nuevos factores de motivación que, para ellos, se convierten en imprescindibles para “comprometerse” con una empresa. Mientras que sus padres se conformaban con la promesa de un puesto de trabajo estable y una retribución formada básicamente por el salario, los empleados de la nueva generación prefieren unirse a proyectos empresariales que les ilusionen. Pero… ¿cuáles son los factores de ilusión que harán que las empresas se conviertan en las preferidas por los proempleados o proemployees? ¿Cuán capaces somos de transmitir ilusión a los profesionales que queremos contratar?
Hoy en día parece claro que las motivaciones de los profesionales han cambiado, son más complejas y el abanico de factores de ilusión, capaces de atraer talento, se ha ampliado y diversificado tanto que las propuestas de las empresas deben hacerse (casi) a medida del profesional que quieren contratar. Esta circunstancia hace que las empresas tengan que invertir más tiempo y dinero en la confección de los paquetes retributivos pero… ¿existe alguna otra manera de diseñar un paquete salarial a medida del profesional contratado? ¡Claro que sí! Si decimos que, hoy en día, los profesionales tienen motivaciones diferentes y las empresas ya contemplan un abanico más amplio de aspectos para diseñar un paquete retributivo atractivo ¿por qué no dejamos que sean los propios profesionales los que configuren su propia propuesta? Sin duda sería la más adaptada a sus necesidades porque sería la que ellos han decidido escoger.
¡Vamos a ponerlo en contexto! Imagina que has sido seleccionado para formar parte de un proyecto en una nueva organización. Llega el momento de presentación de la oferta y, ésta, en vez de estar cerrada y lista para tu aceptación, está abierta a que tú la acabes de configurar. ¿Cómo lo harías? Sencillo, como cuando pides comida a domicilio a través de una aplicación para Smartphone. Una lista con todos los beneficios a los que puedes optar y tú checkeando todos aquellos aspectos que quieres incluir en tu paquete salarial. En función de los ítems escogidos, algunos tangibles y otros intangibles, el salario mensual aumenta o disminuye sin ser un problema porque eres tú, y solamente tú, quien está configurando la propuesta.
En las estructuras actuales, más planas, menos jerarquizadas, cada vez tiene menos sentido que los beneficios por ser empleado de una organización estén asociados a los cargos que ostenta cada profesional y sí que estén ligados a las motivaciones e ilusiones de cada persona. Entonces, en función de los factores de ilusión escogidos por el profesional, se acaba configurando la propuesta económica final.
Con este método cualquier profesional puede acceder a tener un vehículo proporcionado por la empresa, un teléfono móvil, una tarjeta restaurante, un seguro médico privado, acceso a gimnasios y centros de wellness, formación, más días libres… Cada persona debería tener la libertad de poder escoger en función de lo que le ilusiona. Recordemos que uno de los aspectos que mayor motivación puede proporcionar a los profesionales de hoy en día es el acceso a mayores cotas de flexibilidad y, claro, si además les damos la oportunidad de ser protagonistas en la confección de su paquete retributivo, entonces estaremos fomentando la auto-gestión, otro elemento muy bien valorado por esta nueva estirpe de proempleados o proemployees que prefieren tener bajo su control la mayor cantidad de elementos que conciernen a su carrera profesional.
Lo decíamos anteriormente en este artículo, los nuevos empleados priorizan otros aspectos más que el puramente pecuniario (que obviamente sigue siendo muy importante) y si, como empresa, queremos captar su talento debemos tener en cuenta los siguientes anhelos y pensamientos:
“El puesto de trabajo para toda la vida ya no existe”.
“La vida profesional es importante pero ya no es lo más importante”.
“No me digas lo que tengo que hacer, dame una guía y yo me busco la vida, quizás te sorprenda”.
“No vengo a trabajar y ya está, tengo que sentirme parte del proyecto y divertirme con lo que hago”.
“Quiero tener visibilidad de mi recorrido en la compañía. Aspiro a nuevo retos y mayores responsabilidades”.
“La manera en la que hacemos las cosas es tan importante como el resultado que obtenemos como organización.
“Quiero conocer a mis compañeros más allá del aspecto puramente profesional”.
“Los proyectos no salen adelante si no cuento con la colaboración de otras personas”.
“Dame la oportunidad de saber cómo es mi desempeño y permíteme que valore cómo gestionas mi desarrollo como profesional de la compañía”.
“Dame herramientas con las que pueda llevar a cabo mi trabajo de una manera más eficiente”.
Estos diez entrecomillados son una aproximación, desde mi perspectiva, a lo que puede pasar por la cabeza a un empleado en la época actual. ¡Seguro que tú tienes tus propias reflexiones y anhelos!
“La ilusión es esa fuerza invisible, que se esconde tras nuestros anhelos”
El paradigma actual lleva a las empresas a tener que realizar propuestas creativas en los ámbitos clásicos de actuación del Departamento de Recursos Humanos con el objetivo de ilusionar a sus candidatos. Piensa que la ilusión puede ser una maravillosa fuente de energía, tanto física como mental así que, no dudes en convertirte en un proveedor de ilusiones para lograr todos los objetivos que, como organización, te has planteado.