Pedro Aceituno, en su intervención en la Jornada convocada por la Fundación Ramón Areces (Fotografía: Cortesía de la Fundación Ramón Areces)
Solo uno de cada veinte doctores obtendrá finalmente una plaza de investigador en una institución, según avisa Fernando Josa Prado, presidente de Científicos Retornados a España (CRE). El mensaje, por tanto, es obvio: es la hora de que buena parte de los investigadores den el salto al mundo de la gestión y de la empresa y así lanzar sus propios desarrollos.
En este contexto, el investigador y profesor de la Universidad a Distancia de Madrid (UDIMA), Pedro Aceituno, afirma que “la propensión a emprender en España se encuentra muy alejada de las posiciones principales en la comparativa mundial”. Por este motivo, el director del reconocido informe Innovacef considera que “es bastante posible que el conocimiento científico no se esté incorporando a los modelos de negocio de las nuevas empresas”.
Este fue el augurio y la descripción del panorama que hizo Aceituno durante su intervención en la Jornada "Vías alternativas: el emprendimiento científico", celebrada en la Fundación Ramón Areces, en la que expertos en la materia coincidieron, por otra parte, en que la creación de startups y empresas de base tecnológica suponen una salida con futuro para el colectivo científico.
Científicos emprendedores muestran que hay vida más allá de los centros de investigación y dan las claves para triunfar lanzando al mercado sus propios proyectos desde el laboratorio.
“Tradicionalmente, las opciones profesionales para científicos e investigadores en España se concentraban en la expectativa de obtener un puesto de trabajo en la Academia e Investigación pública, reforzada, además, por la esperanza de conseguir una posición de por vida. La realidad es bien diferente: los números no salen”, agregó Josa Prado.
El presidente de CRE refirió estudios llevados a cabo en países como Reino Unido o Estados Unidos, según los cuales solo entre el 3,5% y el 8% de los doctores académicos obtiene una posición académica indefinida (es decir, aproximadamente uno de cada veinte).
"Si esto no dice nada, miremos el dato al revés: más del 90% de los doctores académicos, muchos de ellos con expectativas de carrera académica, no accederán a este tipo de posiciones laborales. Necesitamos empezar a crear una cultura de pensamiento diferente", sentenció.
A juicio del presidente de Científicos Retornados a España, las expectativas laborales “deben ser reestructuradas y ampliadas de manera que el talento y la formación tan excelente que se recibe en España hasta el grado de doctor sea aprovechado de manera óptima y permee todos los ámbitos laborales posibles. No sólo el Académico”.
El objetivo de la jornada en la que participó el profesor de la UDIMA, Pedro Aceituno, organizada por la Fundación Ramón Areces y CRE, fue mostrar casos de éxito de investigadores que se convirtieron en empresarios. Esta vía no sólo da salida a ese taponamiento de capital humano de alto valor, sino que genera riqueza y competitividad internacional tecnológica, fomentando un ecosistema con ramificaciones industriales y empleabilidad aumentadas, expuso el presidente de CRE.
Para Javier García Martínez, director y cofundador de Rive Technology, "el jefe de un grupo de investigación es también un emprendedor. Tiene que conseguir financiación, producir resultados a tiempo, contratar personal… A los científicos nos iría mejor si adquiriéramos y aplicáramos algunas de las herramientas propias de los emprendedores: gestión de equipos, gestión del tiempo, cómo conseguir financiación, estrategias para atraer y retener talento, comunicación en público y dentro del grupo...", comentó.
El también catedrático de la Universidad de Alicante lanzó una serie de recomendaciones al auditorio: "El primer paso para emprender desde la ciencia es proteger tu tecnología. El segundo, hablar con potenciales clientes para verificar que tienes algo que quieren comprar. El tercero, tener un plan de negocios que debes redefinir continuamente con tus clientes, socios y proveedores".
Otro de los científicos-empresarios que mostraron su punto de vista sobre la realidad fue Gerardo Gutiérrez Fuentes, Fundador del Grupo GADEA. "Emprender tu proyecto merece la pena. Protagonizar en primera persona tu vida profesional es un lujo. Tropezar, sin caer, te hace cada vez más fuerte. Lo único imprescindible es no dejar de intentarlo", remachó.
Sin embargo, según este investigador, la fórmula para obtener el éxito debe de descansar en tres patas: "En tu formación, en tu experiencia profesional y en tus valores de vida y calidad personal. Sin estas tres cosas, piénsalo antes dos veces".
Para Guzmán Sánchez, director científico y cofundador de Scienseed, "es importante despenalizar el abandono de la carrera investigadora y dotar las alternativas de contenido". A su juicio, "es esencial deshacer la creencia de que la carrera profesional es lineal y predecible; existen muchos factores subjetivos y humanos cuya influencia es igual o mayor que los factores objetivos".
Añadió que se puede crear una empresa sin vocación empresarial, pero se necesita convicción en torno a la idea de negocio. Además, destacó cómo la formación de investigador también es muy útil en otros perfiles profesionales como el de comunicación "si se complementa con formación técnica adicional y con una visión más generalista y social de la ciencia".